Por: Edelmiro Castro Sedano

Como todos los años, con excepción este en que el centro de la ciudad está en construcción la obra de remodelación y los anteriores por la pandemia, los mexicanos recordamos a nuestros difuntos, ya niños o adultos y especialmente los igualtecos que ya se había hecho costumbre colocar en torno al zócalo o jardín Juárez el evento anual de Tumbas y Ofrendas, para tal suceso se convocaba a instituciones escolares a participar y aspirar a obtener el premio de la mejor representación en cada caso: ofrenda y tumba.

Nos tocó participar como Jurado Calificador en tres ocasiones con amigos como el maestro Marco Antonio Paralizábal, Pareli, el Dr. Florencio Benítez González, por mencionar algunos con la dispensa de los omitidos y finalmente salimos bien, ya que se decía, de que en años anteriores hubo descontentos por los resultados en que habló de favoritismo. No fue en nuestro caso. Se dieron algunos reclamos pero con la convocatoria en mano se resolvieron y aclararon.

En esta ocasión la conmemoración será con un desfile alegóricos por las calles principales de la ciudad.

Vale aclarar que esta es una costumbre ancestral de nuestro país que se ha modificado conforme a los tiempos y circunstancias y son representativas las celebraciones de Pátzcuaro en Michoacán en la que los familiares del difunto pasan toda la noche en vela y las Mixquic en la delegación de Tláhuac de la Ciudad de México, sin demérito de las que se realizan en todo el territorio nacional, como en Yucatán y Campeche en que los deudos de los difuntos abren las fosas, sacan la osamenta para limpiarla y volver a acomodar en su lugar. Ahí toman sus alimentos con sus parientes difuntos.

Las ofrendas tienen la característica de cumplir con los requisitos que son: tierra, agua, aire, fuego. Le agregan flor de cempasúchil, incienso, pan de muerto, frutas y algún alimento que el difunto prefería en vida. Finalmente al día siguiente se llevan al panteón las flores con que se adornó la ofrenda.

Algunas instituciones educativas promueven la influencia extranjerizante que viene del norte pero no corresponde a nuestras tradiciones, costumbres y creencias.

En esta ocasión no dejaré de mencionar a las personas cercanas a nuestra amistad, aprecio y estimación, que nos adelantaron el viaje sin retorno y que recordaremos con nostalgia: Lucas Martínez Miranda y Daniel Miranda Miranda.

Que en paz descansen.

Comparte en: