Primero sintió como una pesada pieza de metal le aplastaba los deditos.
Por el dolor perdió el conocimiento y cuando despertó ya estaba en el hospital.
No tenía su pequeño brazo izquierdo.
Cinco días después, con una ingenuidad que provoca el llanto, el pequeño Iker David, de siete años de edad le pide a sus tíos que vayan a buscar su extremidad hasta el lugar del accidente.
Su idea, es que lleven de regreso el brazo para que los médicos lo coloquen nuevamente en su lugar.
La señora Teresa Viviano Carrillo, tía del estudiante de segundo grado de primaria, siempre tiene la voz quebrada cuando habla de como la vida de Iker cambió en cuestión de segundos.
Este jueves 27 de octubre, día en que se conmemora el 173 aniversario de la erección del estado de Guerrero, Iker participaría en un bailable folklorico, estaba al día con sus ensayos y su ropa se encontraba lista.
Desde la cama de hospital en que convalece, Iker les dice constantemente que ya quiere levantarse para volver a jugar, este jueves se reprochó no estar en el evento para el que se preparó durante varias semanas.
Sus familiares lo escuchan con paciencia, hacen un gran esfuerzo para no llorar cuando les pide que vayan al lugar donde se registró el accidente, que seguramente ahí está su brazo, les suplica que lo recuperen y que lo lleven de regreso para que los doctores se lo coloquen nuevamente.
Nadie se atreve a decirlo en su presencia, aunque todos saben que la vida de Iker cambió y de manera radical, que debe entrar en un largo proceso de rehabilitación, para enfrentar su condición de discapacitado.
La señora Teresa permite conocer una pequeña parte del relato hecho por su sobrino, respecto a como vivió el accidente del domingo 23 de octubre.
“Primero sintió como una pieza de metal le aplastó los deditos, luego por la intensidad del dolor se desmayó y cuando se despertó ya estaba en el hospital, hasta entonces se percató de que ya no tenía su brazo izquierdo”.
“Mi sobrina cuando vio que su hijo estaba tirado boca abajo, como pudo lo auxilió y se trasladó por sus propios medios con una persona que la apoyó, llegó al Hospital General “Raymundo Abarca Alarcón”, donde en un primer momento le negaron la atención, pues le dijeron: Eres tú o es tú hijo”.
“Como madre ella optó por su hijo, ella está toda lastimada del rostro y le negaron la atención médica, eso tampoco es justo, pero ella optó porque se atendiera a su hijo, porque se le moría en los brazos”.
LA BURLA
La señora Teresa ha estado permanentemente en la terminal de autobuses Estrella de Oro, de donde salieron su cuñada y sobrino la mañana del domingo con destino al puerto de Acapulco.
La noche del miércoles 26 de octubre, cuando porfin la empresa mandó a dialogar a su apoderado legal, la familia de Iker recibió un ofrecimiento de 70 mil pesos como indemnización.
La propuesta fue interpretada como una falta de respeto, porque dicha cantidad no representa siquiera el costo de una prótesis, tampoco el proceso terapéutico que debe seguir para aceptar y adaptarse a su nueva realidad.
La tía invoca la condicón de mujer de la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández y de la gobernadora Evelyn Salgado, para que les otorguen el apoyo y no permitan que la empresa les imponga una indemnización que no resuelve nada.
“No es justo que vengan y digan que le van a pagar 70 mil pesos ¿Eso vale el brazo de uno? No es justo, eso no vale una prótesis”, indicó.
EL MOVIMIENTO CRECE
Teresa Viviano reconoce que es de las personas que antes cuestionaba las manifestaciones realizadas por organizaciones sociales, pero admite que tuvo que pasar el accidente del domingo, ver a su sobrino luchar por su vida, a su cuñada lesionada y escuchar la respuesta de la empresa, para entender la razón por la que algunas protestas se radicalizan.
Este jueves se presentaron a las instalaciones de Estrella de Oro integrantes de la sociedad de padres de familia de la Escuela “Primer Congreso de Anáhuac”, donde estudiaba Eros Said Nájera, el niño de once años que murió en el percance y que reclamaron que hasta el momento no se haya detenido a Rodrigo “N”, chofer que estaba al volante de la unidad 1558, al parecer en estado de ebriedad.
Entre los manifestantes que mantienen tomada la terminal de Estrella de Oro se encuentra el señor Juan Nájera Carreto, abuelo de Eros Said, quien ha sido objeto de airados reclamos por parte de representantes de la empresa y de gobernación federal.
“Soy profesor jubilado, mi abuelita ya murió y es la que me regañaba, no me van a espantar”, dice al ratificar la convicción de permanecer en las instalaciones, hasta que la empresa responda a los más de 20 heridos que permanecen en los hospitales.
Las simpatías a favor de las familias afectadas por el percance crecen en las redes sociales, en Iguala, se advierte que familiares de un taxista que murió al ser impactado por otro autobùs de la misma empresa van a realizar una acción similar a la de Chilpancingo.