Sí, pero tantito…
Por: Moisés Sánchez Limón
Y las ganas de joder al vecino.
Porque, ante problemas como la inflación, la galopante carestía y la inseguridad que campea en el país, Su Alteza Serenísima pierde el tiempo en desmentidos, aclaraciones no pedidas y puntadas como bromas de mal gusto.
En serio, no se ría porque le da cuerda al licenciado presidente.
Resulta que, en la mañanera de inicio de semana, le sembraron un tema, como si no lo supiera, aunque necesitaba pretexto, relacionado con la opacidad y altos salarios que se despachan en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa y otros organismos autónomos.
Él, de inmediato, lo aludió a la burocracia dorada que hace rato no zarandea, descalifica y madrea. Y tuvo una genial, genial idea.
Ya sabe usted que es bien abusado en esto de bulear a conservadores, emisarios del pasado y todo aquel que tenga identidad neoliberal o simplemente no simpatice con la 4T y, por supuesto, con él. Y se despachó.
–Un día vamos a hacer aquí (en la mañanera) un repaso de los sueldos. Vamos a invitar a Ricardo Sheffield, para que nos ayude, quién es quién en los sueldos—expuso Andrés Manuel I.
–Ahí te lo encargo, ¿no?—pidió al ocurrente guanajuatense que cobra como procurador Federal del Consumidor.
–Sí, claro—respondió comedido Sheffield. Y le brilló la mirada porque Su Alteza Serenísima se fijó en él y le dio una encomienda, después de haberlo tratado fríamente luego de que se publicara cómo ha hecho negocios como mero papas fritas de la Profeco, alejado, muy alejado de la austeridad franciscana.
Así que Andrés Manuel I hiló esa ocurrencia y le dijo a Sheffield que para armar ese nuevo “quién es quién”, se repasen los sueldos de “todo el gobierno, cuánto gana un juez, un magistrado, un ministro, un diputado, un senador, un consejero del instituto electoral, estos magistrados, los directores de empresas paraestatales, los del Banco de México, para ver cómo andamos y desde luego el Ejecutivo”.
–¿Quiénes son los más pasados de rosca?—reforzó Sheffield con su profunda y filosófica frase,
–Sí, y por qué, o sea, que te apoyes en abogados para que sepamos quiénes se ampararon, cuántos están amparados. Sí, porque…–concretó Su Alteza Serenísima para desviar de asuntos importantes hacia esta puntada la atención del respetable pero, sobre todo, de abogados del gobierno federal.
Aunque, ¿por qué no?, se pueden contratar servicios por adjudicación directa de algún corporativo creado por las nuevas pirañas de la mafia del joder. Salieron buenos para la transa, mejores que los canijos neoliberales.
¡Vaya puntada! Pero, bueno, es puntada presidencial. ¿A poco no?
Sin duda con esa lista de quienes ganan lícitamente más que él, Andrés Manuel I distraerá a las amas de casa, generará el encabronamiento de asalariados y desempleados, menos de los ninis que se echan 5 mil 172 pesos mensuales por ser ninis y aprender oficios como el arte de hacer jugos de naranja.
¡Caray! Por eso, por eso, es un honor loar a Obrador. Sobre todo los oficiosos que aún creen que el milagro ocurrirá en algún momento y Su Alteza Serenísima bajará la mirada desde el Olimpo de Palacio Nacional, para guiñarles el ojo y sentirse valorados por su alto servicio a la causa de la 4T.
Bueno, bueno. Es harto conocido que el licenciado presidente miente como respira, así que doña Anne Milgram, la directora de la DEA, no se sorprendió ni mucho menos protestó porque le echó a perder la fiesta el licenciado López Obrador.
“Nuestro increíble equipo en México trabajó en conjunto con las autoridades mexicanas para capturar y arrestar a Caro Quintero, acusado en EE UU de torturar y asesinar al agente especial Kiki Camarena”, escribió Anne Milgram en un comunicado que divulgó luego de la captura de Rafael Caro Quintero.
–¿Por qué se lo (atribuye Milgram), presidente?—se preguntó al Duce.
–Pues son informaciones no veraces. Pero afortunadamente el embajador (Ken Salazar) aclaró. Creo que la directora de la DEA hizo una declaración—respondió el licenciado presidente.
Y no paró ahí, porque sostuvo que el comunicado de la señora Anne Milgram “fue lo que originó la versión de que habían participado, y la información que me transmitió el almirante fue en el sentido de que no hubo esa participación, y luego pues el embajador de Estados Unidos aclaró”. O sea, la jefa de la DEA mintió.
Caray, caray. Al licenciado presidente le gana la impronta verbal. Incluso, porque su pecho no es bodega, adelantó que el helicóptero caído cerca del aeropuerto de Los Mochis, transportaba marinos de élite que habían participado en el operativo que concluyó con la captura de Caro Quintero en la zona serrana Choix, Sinaloa, cuando el comunicado de la Secretaría de Marina había negado esa versión. Después no quedó más que aceptar la verdad.
Es el sabelotodo que provoca contradicciones y descalifica a sus colaboradores. ¿En la Casa Blanca comparten la postura de Andrés Manuel I quien junto con el embajador Ken Salazar llama mentirosa a la directora de la DEA?
–En el caso de la participación de la DEA, como lo señaló el embajador de Estados Unidos, no tuvieron injerencia directa—refirió el licenciado presidente.
–¿Pero participaron con información?—le preguntaron.
–Se pide información en algunos casos, en este no. En el caso de la comunicación se había hecho una solicitud a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores hace algún tiempo para que cooperaran con información, pero no se llevó a cabo.
–O sea, la DEA no respondió a esta solicitud.
–No, sí, pero no fue posible que se realizara la investigación que se les estaba solicitando en este caso—dijo.
–Cuando dice que no tuvo participación directa, entonces ¿en qué sí participó la DEA?—le insistió una reportera.
–Es que a veces participan, tienen sistemas de información y hay cooperación —eso está establecido, está escrito— cuando se requiere, pero últimamente no ha habido, no hay. Y estamos hablando de equipos, de drones, pues.
–¿No lo ubicó la DEA y le dijo a Marina?
–No, no, no. Y mucho menos elementos. Ya no es como antes, pues—evadió el licenciado presidente enredado en sus explicaciones.
Vaya, pues, la DEA le da información a su gobierno pero no es posible investigar, aunque con esa información se pudo capturar a Caro Quintero. Es palabra de Su Alteza Serenísima que no pudo ir al funeral de los marinos caídos porque “estaba en una gira”. Esas son prioridades, ¡carajo!
Y, curándose en salud, dijo que “(…) todos los elementos de las Fuerzas Armadas cuentan con seguro (de vida), pero di la instrucción de que se les entregue a los familiares otra cantidad igual a la que por ley tienen derecho”.
¡Ah!, pero ahí le va el mensaje de Su Alteza Serenísima para todos los que quieren y aman a la mañanera:
“Acuérdense que esta conferencia no es nada más para informar, es también para el análisis, la reflexión y para que tengamos todos elementos todos los mexicanos, y podamos actuar con criterio, no dejarnos manipular”, puntualizó Andrés Manuel I por aquello de que usted no lo supiera ni sus fanáticos y simpatizantes.
¡Gracias, licenciado presidente! ¡Gracias! Qué sería de nosotros alejados de la luz de su preclara palabra. Digo.
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