“Aceptar más a los gays y a las lesbianas es lo mismo que ser leales con las personas a las que conocen mejor”.
David Kinnaman

Hay personas homosexuales libres, amadas, respetadas y aceptadas por los suyos, lo cual, es maravilloso, enfrentan el mundo con un gran equipo que los respalda y da la vida por ellos, sin embargo, en lo oscuro, en las sombras, en la soledad, hay homosexuales que viven su orientación sexual en secreto, temiendo ser descubiertos, sabiendo que el día en que su sexualidad se descubra, la vida tal como la conocían llegara a su fin.

Estas personas son comunes, tan parecidas a ti y a mí, son estudiantes, profesionales, excelentes colaboradores, cargando con un secreto que los condena en vida, sentir diferente, amar diferente, temen a su sexualidad, ya que se les ha enseñado que sentir atracción por alguien del mismo sexo, es pecado, es repulsivo, no es normal, no es bien visto, peor aún no es propio de alguien que dice conocer a Dios y amarle.

La sexualidad y la fe libran una batalla constante en la vida de estas personas, a menudo se sienten solas, incomprendidas, jamás viven libremente la aventura del amor porque ese amor está condenado a arder en el infierno si es consumado, la lucha por vivir en castidad es diaria, pareciera que nunca tendrá fin, y lo que es peor, son duramente juzgadas por quienes son cercanos a ellos, he escuchado frases como: “Tú eres así porque tú lo decidiste”, “Tú sabes que eso no está bien”, “En ti esta que el cambio sea posible”, pareciera que uno elige hacia quien se siente atraído sexualmente. ¿Creen que si un homosexual hubiera sabido el calvario que viviría al sentir diferente hubiera elegido serlo? Mi respuesta es un rotundo ¡No!

No estoy diciendo que la homosexualidad sea normal, o sea un asunto de genética, no tengo los argumentos suficientes para demostrar eso, lo que intento explicar es que la homosexualidad no es un asunto de elección, no creo que alguien en su sano juicio haya dicho: “Voy a salir con un chico y después con una chica, dependiendo de quién me haga sentir mejor elegiré con quien quedarme”. La orientación sexual es simplemente un descubrimiento, se siente en lo profundo del alma, la persona no necesita una experiencia sexual, sabe hacia quien están dirigidos sus deseos.

Es injusto pensar que, debido a una sexualidad distinta, las personas que viven su homosexualidad en secreto sin consumarla son capaces de las peores atrocidades, se les juzga por no tener límites, por ser groseros y tener una vida sexual promiscua, cuando todo lo anterior no es cierto, ¿Por qué obligarlos a cambiar algo que no está en sus manos cambiar?, ¿A caso a alguien heterosexual se le puede quitar su heterosexualidad?

La aceptación y la libertad genuina podrían ayudar a sanar un poco el corazón herido de quienes viven la homosexualidad en secreto, al abrir el dialogo y permitir que nos compartan sus sueños, sus anhelos, sus metas, la nube de creencias erróneas que muchos cargan en la cabeza podría derrumbarse, ayudando quizá no a comprender del todo algo tan complejo como la sexualidad, pero si a conocer, amar y a no juzgar a alguien sin conocerle.

Referencias:

Kinnaman D. y Lyons G. (2009). Casi cristiano. Estados Unidos de América.: Casa Creación.

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