Por: Netza Albarrán Razo
El 16 de septiembre es una fecha que resalta el lazo profundo que une a las Fuerzas Armadas con el pueblo de México. Ayer, en el marco del desfile militar, esta conexión se hizo más evidente que nunca. Las redes sociales son testigo de cómo miles de mexicanos expresaron su emoción al ver de cerca a soldados, marinos y guardias nacionales, quienes marchaban con orgullo, conscientes de representar no solo a su institución, sino a la nación misma.
Es difícil no sentirse conmovido al ver a familias enteras alineadas a lo largo del recorrido, saludando con entusiasmo a quienes velan por la seguridad de nuestro país. En los rostros de niños y adultos, se refleja un respeto genuino hacia estos hombres y mujeres que han dedicado su vida a servir a México. Este cariño no es casualidad, sino fruto de años de entrega y sacrificio por parte de nuestras Fuerzas Armadas, que siempre están presentes. Innumerables son las veces que el Ejército, la Marina y en años recientes la Guardia Nacional están codo a codo con los mexicanos en desastres naturales, arriesgando la propia vida combatiendo al crimen y dispuestos a darlo todo aún por aquellos que ni siquiera conocen pero que al igual que ellos son mexicanos.
Una de las imágenes más conmovedoras del desfile fue la de niños vistiendo los uniformes de los héroes de la vida real, pequeños soldados y marinos que, con ojos brillantes, levantaban la mano para saludar a aquellos en quienes algún día esperan convertirse. Ver a estos niños intercambiando sonrisas con los soldados, con la esperanza de recibir un gesto de reconocimiento, es un recordatorio de que nuestras Fuerzas Armadas son pueblo uniformado, que el uniforme inspira respeto y admiración, pero quien lo porta es un ser humano que también es padre, madre, hermano, hermana, hijo, hija, nieto, nieta.
Ayer, el lado humano de nuestras Fuerzas Armadas brilló de manera especial. Entre la disciplina y el rigor del desfile, hubo momentos de genuina conexión. Soldados y marinos, conscientes de la importancia de su labor para la sociedad, regalaron sus parches e insignias a los niños que, emocionados, los recibían como si de un tesoro se tratara. Estos actos de generosidad reflejan la humildad y el compromiso de quienes, más allá del uniforme, son también parte de nuestra sociedad. Los parches, aunque simples en apariencia, simbolizan un vínculo entre generaciones, un recordatorio de que el futuro de México está en buenas manos.
El desfile del 16 de septiembre es un espacio para sentirnos orgullosos, pues el pueblo de México sabe que sus Fuerzas Armadas habrán de cumplir siempre con la misión. Un especial saludo y reconocimiento a todo el personal del segundo batallón de servicios especiales de policía militar y al Comandante de la Unidad de Servicios Especiales, te quiero papá.