Tanatología, una vía para aprender a enfrentar las pérdidas a través de la muerte

Por: Alejandra Salgado Romero

“La vida es una obra de teatro que no te permite ensayos, por eso canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida antes de que el telón baje y la obra termine sin aplausos”

Anónimo

Del origen griego thanatos (muerte) y logos (estudio o tratado), el objetivo de la tanatología es proporcionar ayuda profesional al o la paciente con una enfermedad en etapa terminal y a sus familias. Como antecedente, fue aceptada como ciencia a partir de los años cincuentas; desde su concepción y hasta la actualidad, se ha tratado a la tanatología de manera interdisciplinaria e incluye la evaluación de nuestra relación con la muerte y no tanto a las especulaciones o creencias (religiosas, culturales o de otra índole). La meta última de la tanatología es orientar al o la enferma hacia la aceptación de su realidad, misma que se traduce en esperanza sobre la situación real, incluyendo tanto una mejor calidad de vida, como una muerte digna y en paz.

Ahora bien, la tanatología conlleva una serie de herramientas que nos enseñan a pasar por una pérdida con sabiduría y responsabilidad. Para esta disciplina, una pérdida es prácticamente cualquier acontecimiento que provoca una sensación de vacío en nuestra vida. Desde la muerte de un ser amado, una mudanza, terminar una relación, la pérdida de un empleo, entre muchas otras, entendiendo que muchos de estos sucesos no los generamos nosotros/as, es decir, no las enfrentamos porque lo hayamos decidido, y generalmente nos provocan temor, tristeza, enojo y mucho, mucho dolor. Este tema, considero, ayuda a dimensionar la importancia de entender la muerte o cualquier otra pérdida, allegarnos de algunas herramientas para enfrentarla y apoyar a quienes transitan por una pérdida o una enfermedad, sobre todo en casos con alguna enfermedad terminal o un deterioro de la salud que pone en riesgo su existencia. La Dra. Kübler-Ross, una de las grandes especialistas en tanatología, concebía “la muerte como un pasaje hacia otra forma de vida”; con base a distintos estudios científicos, describió que las y los pacientes terminales pasaban por etapas, muchas de ellas en su fase de agonía y previo a la muerte: 1) Negación: en donde la o el paciente reacciona así, a manera de defensa, ante la realidad, buscando otras opciones o buscando evidencias que muestren que el diagnóstico que reciben es un “error” o quieren cambiar de médico; 2) Ira o Enojo: la o el enfermo se rebela contra la realidad, frecuentemente se pregunta ¿por qué yo? todo le molesta, le incomoda, nada le parece bien, recordar su estado le inunda de enojo y rencor, a veces se necesita de esta fase para poder aceptar esta condición; 3) Pacto o Negociación: asume su condición, aparece una etapa de tratar de negociar con el tiempo, dejar de hacer algo para prolongar la vida; 4) Depresión: aparece cuando se adquiere conciencia de que todas las fases fracasan y que la enfermedad sigue su curso hacia el final, apareciendo la dependencia de ciertas actividades, por cierto, el “volverse una carga para los/as demás” facilita la aparición de esta etapa; y 5) Aceptación: durante esta etapa se van resolviendo varios procesos, problemas o situaciones que ayudan al o la paciente a aceptar su condición, la persona prefiere estar sola, duerme mucho, renuncia a la vida en paz y armonía, no hay ni felicidad ni dolor. Es necesario precisar que podemos deambular de una a otra sin un orden claro, y al final llega una sensación de rendición ante la pérdida.

Ahora bien, dentro del estudio de la tanatología se incluyen aspectos tales como: a) Ayudar a crear en las personas sistemas de creencias propios sobre la vida y la muerte, no como una fantasía o castigo sino como la aceptación de la muerte como un proceso natural; b) Preparar a la gente para asumir la muerte propia y la de las persona cercanas; c) Educar a tratar en forma humana e inteligente a quienes están cercanos a la muerte; y d) Entender la dinámica de la pena desde un punto de vista humano, donde se acentúe la importancia de las emociones. Algo relevante es que uno de los puntos más importantes dentro la tanatología es el “Principio de Autonomía”, mismo que le permite al individuo tomar sus propias decisiones relacionadas con el proceso de morir, con la convicción de que la dignidad de la persona se comprende sólo a través del respeto a la libertad.

Uno de los grandes retos que se tiene con respecto al estudio de la tanatología, es educar a las personas desde la niñez y la juventud sobre los aspectos que involucren el respeto al proceso de la muerte, implicando aspectos como los siguientes: calidad de vida durante esta etapa final, atención adecuada, ayuda para resolver problemas, morir rodeado/a de gente cariñosa, no ser objeto de experimentación, respetar y darle gusto al o a la paciente, presentar opciones reales para su situación actual, no dar expectativas falsas. El avance que ha experimentado la tanatología en los últimos años, le crea la necesidad de contar con una terminología propia que facilite su estudio y comprensión y que la haga accesible a todas las personas a quienes les interesa conocerla, sobre todo si partimos de la base que todas y todos enfrentamos constantes perdidas, grandes o pequeñas, que nos generan dolor, sufrimiento, tristeza, culpa, etc., y tenemos que vivir distintos duelos, desde que nacemos hasta momentos antes de morir; en consecuencia, es necesario aprender a comprender el significado de cada duelo que experimentamos y encontrarle un verdadero sentido que contribuya a superarlo y a obtener el mejor provecho para su supervivencia.

Cada pérdida tiene su propio contexto y produce un dolor distinto; cada persona tiene un proceso que puede llevar más o menos tiempo, según las herramientas que tenga para superar su pena y enfrentar su dolor… la tanatología nos ayuda a hallar un significado a lo que vivimos, a verlo más como un proceso de aprendizaje, un camino para crecer, a cerrar cada ciclo de forma sanadora. Un aspecto fundamental en todo proceso de duelo, -ya sea por la muerte de un ser querido o por cualquier otro evento que se sienta como pérdida-, es permitir al tiempo hacer su parte.

Estoy convencida de que todo ser humano debería saber sobre tanatología, ya que tener un conocimiento previo de cómo afrontar una pérdida nos permitiría hacer de nuestro dolor un trance para la evolución, lo que resulta altamente complejo. La finalidad es que aprendamos a salir de un proceso de duelo siendo más fuertes, teniendo el pensamiento más claro, y con el corazón listo para amar con más intensidad. Debemos entender que el dolor, el enojo y la tristeza por una pérdida no son malos, ni deben avergonzarnos, pues está demostrado, a través de la tanatología, que nos permitirán llegar al perdón, a la paz y al amor, algo que sin duda y aunque parezca en algunos momentos prácticamente imposible, nos llegará si actuamos con honestidad, responsabilidad, agradecimiento, amistad, amor… si buscamos ayuda profesional y nos conducimos amándonos genuinamente y practicando valores.

Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.

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