Humanizando la educación

Por: Alejandra Salgado Romero

“Nacemos humanos pero eso no basta: Tenemos también que llegar a serlo.”

Fernando Savater

El pensamiento de Paulo Freire, -pedagogo y filósofo brasileño de orientación marxista, destacado defensor de la pedagogía crítica-, nos plantea un desafío educativo: liberar al oprimido por medio de una educación que le enseñe a vivir libremente, que le muestre que su naturaleza es vivir para construirse, inventarse, desarrollarse y humanizarse hasta alcanzar la cumbre de sus potencialidades. Freire sostiene que “Aprender y enseñar forman parte de la existencia humana”. Para dicho autor, la pedagogía debe proporcionar a la educación una reflexión acerca de su sentido, propósito y objeto, definir las respuestas teóricas a los problemas que la realidad plantea a la praxis educativa.

La enseñanza y el aprendizaje están estrechamente ligados con el amor. En voz de Fernando Savater: “No es lo mismo procesar información, que comprender significados. Porque el significado es lo que yo no puedo inventar, adquirir ni sostener en aislamiento si no que depende de la mente de los otros, depende del interés del otro para conmigo: es decir, de la capacidad de participar en la mente de los otros en que consiste mi propia existencia como ser mental”; de este modo se evidencia la necesidad del otro/a para crecimiento propio.

Según especialistas, la humanización es el camino por el que hombres y mujeres pueden llegar a ser conscientes de sí mismos/as, de su forma de actuar y de pensar… cuando desarrollan todas sus capacidades pensando no solamente en sí mismos/a, sino de acuerdo con las necesidades de los/as demás, lo que significa considerar con humildad mental y vigilando con interés personal no sólo nuestros propios asuntos, sino también, con interés personal, los asuntos de los/as demás. El ser humano sin importar su edad, cultura, lengua o raza, por el hecho de ser un ser humano, siente una gran necesidad de amor. Cuando no la satisface, no es feliz.

Freire reconoce que existe la necesidad de crear una nueva relación entre los seres humanos que participan en la educación como sujetos, para resaltar el hecho de que el educador/a y educando aprenden conjuntamente; no obstante, para que ésta tenga éxito, requiere de cualidades pedagógicas basadas en el amor, la humildad y la justicia. Ahora bien, el amor en la práctica del docente crea seguridad, confianza. Es inclusivo y sabe esperar, por eso respeta los modo y ritmos de aprender de cada uno/a y siempre está dispuesto a brindar un nueva oportunidad. El auténtico amor no etiqueta a las personas, no promueve venganzas, perdona sin condiciones, recibe con alegría y no pierde nunca la esperanza. Amar no es consentir, sobreproteger, dejar de hacer… el amor no crea dependencia, da alas a la libertad e impulsa a ser mejor: el amor verdadero edifica, no destruye.

En el ámbito educativo, -en particular-, la naturaleza del amor busca el bien ser y no sólo el bienestar de las y los demás; el docente que ama, cree en su alumno/a, lo/a acepta y valora como es, con su lenguaje, cultura, creencias, carencias, talentos… inclusive sus heridas, problemas, sueños, miedos e ilusiones; celebra y se alegra de los éxitos de cada uno/a, -aunque éstos sean parciales-, y siempre está dispuesto ayudar a cada uno/a para que llegue tan lejos como le sea posible en su crecimiento, a través de un desarrollo integral.

Freire sustenta en sus fundamentos pedagógicos, que “la tarea de enseñar es una tarea profesional que exige amorosidad, creatividad, competencia científica”. Sin duda, para Freire, ser docente es ser profesional y el ser profesional exige integridad al brindar un servicio, ser completos/as y entregarnos justamente y de buena gana, de manera amorosa, justa, y racional. Dicho autor reconoce que el enseñar no existe sin el aprender; el acto de enseñar exige la existencia de quien enseña y de quien aprende: “el enseñar y el aprender se van dando de tal manera que por un lado, quien enseña aprende porque reconoce un conocimiento antes aprendido y, por el otro lado, porque observando la manera como la curiosidad del alumno aprendiz trabaja para aprehender”.

Si consideramos que el término de docente proviene del verbo latino docere, que significa enseñar y éste término establece que ser docente es la persona que tiene una formación específica que lo capacita para enseñar. El docente es el individuo que cuenta con la preparación, el gusto, la paciencia y la predisposición de mostrar nuevas alternativas de aprendizaje, pero también involucra la conciencia de que el aprender no sólo es privativo de las y los estudiantes; cuando el maestro/a aprende de los aciertos y negatividades que escucha de sus educandos y los emplea en el mejoramiento de la clase y del trato cotidiano, el aprendizaje se torna integral para ambos. Con base a lo anterior, es importante destacar que dentro de las aportaciones de Freire, siempre se pondera el amor y su poder. Dicho pedagogo sostiene que el amor es la característica más esencial del diálogo y la fuerza constitutiva que anima todas las pedagogías de la liberación. Además, reconoce que sin amor es imposible que se dé una enseñanza, una liberación, una formación humana… una humanización.

En este inicio de ciclo escolar, con la implementación de la Nueva Escuela Mexicana, resulta preponderarte recordar que lo humano del docente radica en educar; es decir, coadyuvar en la formación de personas autónomas y solidarias, darles la mano, ofrecer sus ojos para que las y los educandos puedan mirarse en ellos/as, convencido/a de que el quehacer educativo es misión y no simplemente profesión. La o el docente humano, está dispuesto no sólo a dar tiempo, dar clases, sino darse por completo. Está consciente de que su labor implica no solamente dedicar horas, sino dedicar alma. Por ello, deseo reconocer desde ahora la gran labor de las y los docentes, del personal directivo y administrativo en esta gran tarea: formar a las nuevas generaciones, humanizando la tarea de educar.

Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.

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