Resiliencia en la etapa adulta
Por: Alejandra Salgado Romero
“Recuerda, siempre que eres más grande que tus circunstancias, eres más que cualquier cosa que te pueda ocurrir»
Anthony Robbins
Se ha escrito mucho sobre la resiliencia y su importancia en el formación de los seres humanos, pues sin duda introduce el efecto de la positividad, remarcando que lo importante es no dejar que los hechos traumáticos o las personas tóxicas nos derrumben… que tenemos que hacer todo lo posible para ganar las partidas de la vida, cayéndonos muchas veces, pero también, levantándonos, como aportó Thomas Carlyle: “La permanencia, perseverancia y persistencia a pesar de todos los obstáculos, desalientos e imposibilidades: es eso lo que distingue las almas fuertes de las débiles”.
La psicóloga clínica Meg Jay describe la resiliencia como una lucha heroica y que no es algo innato, sino un proceso continuo y variable que puede durar años, que se construye en un proceso de interacción con el entorno. Ella introduce el término “supernormal” para las personas resilientes, a las cuales atribuye características de superheroína, llenas de coraje y enlista algunos consejos para aprender a ser más resiliente, mismos que a continuación cito: a) Reconoce que tu lucha es válida, sin importar con qué estés luchando, sin avergonzarse de lo que nos estresa. Cada uno/a aprende de sus propias adversidades; b) Date cuenta de las formas en que ya eres flexible. Piensa en los momentos más difíciles de tu vida y como los superaste; c) No esperes que la situación se arregle sola. Toma acción y el control de la situación. No dejes el resultado en las manos de otros/as; d) Conoce tus puntos fuertes y úsalos. ¡Todos tenemos puntos fuertes y está bien reconocerlos y usarlos! Las personas resilientes se agarran a sus fortalezas para superar las adversidades; e) No intentes hacerlo solo o sola. Busca el apoyo de las personas que les importas y que te importan. Este es uno de los mayores predictores de una buena situación después de una adversidad; f) Pero está bien no contárselo a todas las personas. “Aumenta el número y la calidad de tus relaciones como mejor te parezca… Sal y siente que hay personas que te ven y te entienden y que se preocupan, eso es todo. Elije las personas con amor”; g) Encuentra tu forma favorita de tomarte un descanso mental. Leer un libro, hacer deporte, pasar el rato con tus amistades, ver una película, meditar…Las personas resilientes luchan donde pueden, pero también aprenden a tomarse un descanso mental; y, h) Sé una persona compasiva contigo misma y date cuenta de todas las formas en que la adversidad te ha fortalecido.
Sin duda, la resiliencia se construye a partir de la vivencia del sufrimiento emocional y nos ayuda a mantener o mejorar la estabilidad mental ante las situaciones vitales estresantes. Es algo que, si bien a menudo se genera de forma espontánea, hay estrategias que pueden ayudarnos a potenciarla y que podemos poner en práctica cuando nos encontremos en situaciones vitales difíciles. También es fundamental tener la claridad de que, las personas que enfrentan alguna adversidad en sus vidas, se vuelven más fuertes. Lo anterior depende de muchos otros factores: cómo de grande es la adversidad, cuánto apoyo tiene la persona, cómo la afrontaron, etc., pero aprender a lidiar con el estrés y tener esa experiencia, nos proporciona elementos para ganar confianza y preparación.
En muchas ocasiones, al vernos en una situación compleja, adversa o simplemente diferente, vemos cómo estamos, en lugar de cómo somos. Concentrarnos en la capacidad de recuperación y considerarnos a nosotros/as mismos/as como una persona que estará mejor preparada para la vida, siempre ayudará. No podemos negar la existencia de lo que se genera en nuestro interior. Lo más recomendable es aprender a reconocer y manejar todos esos sentimientos y emociones. Si no son productivos para nuestro propio bienestar ni para manejar situaciones que nos resultan estresantes, debemos poner en marcha formas efectivas de gestionarlos, para tratar de limitar su influencia.
Para lograrlo, es importante tener claro que no son las situaciones en sí mismas las que definen las emociones, sino la valoración personal que hacemos de cada situación. A menudo no podemos modificar las situaciones, pero sí podemos aprender a modificar la forma cómo nosotros/as las interpretamos… tal como lo hacen las personas resilientes. Algunos atributos personales favorecen la resiliencia, por ejemplo, la autoestima, la capacidad para resolver problemas o la competencia social. También la favorecen los apoyos familiares y sociales con los que contamos. Además, una actitud positiva también propiciará nuestro bienestar y capacidad de superación. La clave es identificar lo que a cada uno le pueda funcionar mejor para desarrollar estrategias propias.
Por último, y deseando que siempre encontremos la forma de salir adelante, fortalecidos/as, de toda situación adversa, les comparto que resulta fundamental tener presentes los diez consejos para construir la resiliencia propuestos por la Asociación Americana de Psicología: 1. Establecer y mantener relaciones: Las buenas relaciones familiares y sociales son una excelente fuente para obtener y aceptar ayuda y apoyo, potenciando la resiliencia. También encontraremos oportunidades para ayudar a otros/as, algo que, a su vez, también redundará en nuestro bienestar personal; 2. Evitar ver las crisis como problemas insuperables: A menudo, no podemos cambiar los hechos, pero sí la forma cómo los interpretamos y respondemos a ellos. Una persona resiliente ha de procurar limitar el efecto de las emociones no productivas; 3. Aceptar que el cambio es parte de la vida: Aceptar que hay circunstancias que no podemos cambiar, puede ser de gran ayuda para centrarse en las que sí podemos modificar y canalizar nuestros esfuerzos hacia ellas; 4. Dirigirse hacia los propios objetivos: Es importante plantearse objetivos realistas y hacer algo de forma regular que nos acerque a ellos. Preguntémonos: “¿Qué puedo hacer hoy (por insignificante que pueda parecer) para acercarme a uno de mis objetivos?”; 5. Ejecutar acciones decisivas. Actuar en la medida en que se pueda sobre las situaciones adversas para tratar de cambiar su rumbo, en vez de evitarlas y confiar en que se resolverán solas; 6. Fomentar el autodescubrimiento. A menudo, pasar por situaciones vitales difíciles conlleva una sensación de fortalecimiento personal. Aunque todavía nos sintamos vulnerables, estas vivencias pueden favorecer el concepto de uno mismo/a y de las propias capacidades, lo que nos llevará a apreciar aspectos de la vida a los que antes no prestábamos atención o no nos parábamos a analizar; 7. Alimentar una visión positiva de uno mismo/a. Desarrollar confianza en nuestro instinto y en las propias capacidades para resolver problemas; 8. Ver las cosas en perspectiva. Tratar de considerar las situaciones estresantes en un contexto más amplio y con cierta objetividad, evitando hacer una montaña de un grano de arena; 9. Mantener la esperanza. Una actitud optimista nos capacita para confiar en que nos pasarán cosas buenas. Procurar visualizar lo que se quiere es mejor que preocuparse por lo que uno/a teme; y, 10. Otras formas útiles de potenciar la resiliencia. A algunas personas resilientes les ayuda escribir acerca de sus pensamientos y sentimientos más profundos relacionados con las situaciones traumáticas que les ha tocado vivir o aquellas que les generan un alto nivel de estrés. Hay a quien la meditación o las prácticas espirituales les resultan de gran ayuda.
Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.