Día de las Madres 2023
Por: Alejandra Salgado Romero
“El ideal materno oscila entre la madre sacrificada, al servicio de la familia y las criaturas, y la superwoman capaz de llegar a todo compaginando trabajo y crianza”
“Hablar de la dimensión traumática, de la no reconciliación de las mujeres con su propia experiencia materna, permite romper con el ideal de la maternidad patriarcal de siempre o con su versión moderna consumista”
Esther Vivas
Históricamente, se ha utilizado la maternidad, desde el patriarcado, como un instrumento para controlar el cuerpo y el destino de las mujeres… durante siglos, como mujer “o eras madre o no eras nada”, como bien lo aportó Esther Vivas, autora catalana. Las feministas de la segunda ola, -en los años sesenta y setenta del Siglo XX-, evidenciaron lo injusto de dicha condición y se rebelaron contra ese mandato. Han sido años y años de lucha para lograr que las mujeres podamos vivir nuestra maternidad sin tantos prejuicios ni condicionantes, y se ha conseguido, por ejemplo, el acceso a métodos anticonceptivos y el derecho al aborto. Y no se trata de rechazar por sistema ser madre, sino cambiar las condiciones sociales en las que se nos enseña a serlo. Actualmente, muchas mujeres que son madres, han decidido si serlo o no, lo que permite mirar la maternidad con menos prejuicios, así como diferenciar claramente entre lo que es la maternidad patriarcal, de la maternidad libremente elegida.
La maternidad necesita menos juicio duro, nada de prejuicios y mucha, mucha más sororidad. Debemos, como madres, desobedecer al mandato patriarcal de la maternidad, que supone que logremos ser un determinado tipo de madre: abnegada, sacrificada, sin vida propia; esa mujer que prácticamente desaparece tras la figura de madre. Este ideal no nos representa, pero además, nos genera mucha culpa y malestar. Se trata de reivindicar la maternidad real con todas sus luces y, en particular, evidenciar y aceptar sus sombras. Existe, además, otra consecuencia del secuestro patriarcal de la maternidad: la violencia que se ejerce contra las mujeres que maternan, y que toma forma de violencia obstétrica: cuando en el momento del parto nos insultan, nos dicen que estamos pujando mal y que vamos a matar al bebé, o bien, si nos informan adecuadamente de los protocolos que se nos aplican, o bien, que nos hagan esa cesárea que no es necesariaPor ello, es necesario cambiar nuestra mirada, también, hacia el parto, y asumir con valentía y determinación que las decisiones siempre deben tomarlas quien está dando a luz, pues se trata de una sujeta de derechos, con capacidad de decisión. . La maternidad, en sí, produce una catarsis, cambios físicos y psíquicos y una conexión con nuestro propio cuerpo. Se trata, entonces, de no romantizar la maternidad, esperado cumplir esa expectativa de maternidad de cuento de hadas, que ejerce una presión sobre nosotras y nos hace sentir que no estamos haciendo bien las cosas porque nuestra vida no es como se espera, creando un sentimiento de inseguridad sobre nosotras mismas y con respecto a nuestra capacidad de ser madres.
Sin duda, prevalece una tendencia a hablar por las madres; las mujeres-madres estamos acostumbradas a que todo el mundo nos diga lo que tenemos que hacer o sentir, recibimos consejos de toda la familia, del vecindario al completo e incluso de personas extrañas. El o la pediatra actúa como una especie de gurú de nuestros procesos, inclusive dándonos pautas concretas de cómo debemos ejercer nuestra crianza. Y no podemos permitirlo, porque las mujeres-madres somos más que madres… la maternidad está en todos nuestros espacios, la llevamos al empleo, la asamblea feminista o cuando vamos al ejercicio y, como casi siempre, seguirá con nosotras incluso cuando nuestros hijos/as no vivan ya bajo el mismo techo.
Las mujeres debemos transgredir no sólo los prejuicios de las /os demás, sino los/as de nosotras mismas, transformar nuestra realidad y disfrutar a plenitud de uno de los mejores roles de nuestra vida. Revindicar la maternidad, y lograr salir de la opresión a la que se ha visto impuesta, implica varias cosas. Para iniciar, ser madre debe ser una decisión libremente elegida, ninguna mujer puede ser presionada, por lo que es necesario acabar con los juicios a las mujeres que deciden no ser madres. En segundo lugar, cuando una mujer decide serlo, debe reapropiarse de los procesos sexuales y reproductivos que todo embarazo conlleva: la protección del embarazo, un parto respetado y consciente, apoyo e información para las madres que deseen amamantar, un posparto acompañado donde se garantice la salud física y emocional tanto del o la bebé, como de la madre, la libre elección del modelo de crianza y, por último, el reconocimiento del puerperio y todas sus características como una parte importante del ciclo sexual de las mujeres que eligen ser madres.
La maternidad debe iniciar con la elección libre y convertirse en una experiencia gozosa, donde no haya culpa, abuso ni violencia. Por ello, este Día de las Madres, con mucho amor, aceptemos que toda madre cometerá miles de errores… pero la maternidad tiene mucho de magia, y siempre nos dará la posibilidad de enmendarnos. Felicidades a todas las madres, -en especial a mi madre y a las madres de mi familia y amistades-, y mil gracias a mis hijas e hijos por permitirme equivocarme muchas veces, pero también, aprender y ser feliz con ellas y ellos.
Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.