¡Ya empezaron las posadas!
Por: Alejandra Salgado Romero
“… lo más importante de las posadas es que reúnen al barrio o la comunidad, ya que por el hecho de ser repartidas cada día entre un grupo de familias, entran en competencia amigable y sobre todo en un mayor esplendor de alegría navideña”. Pablo J. Gómez, historiador
Con la llegada de la temporada de fin de año, -sin duda, una época de grandes tradiciones y de festejos continuos-, iniciamos desde el 16 de diciembre una actividad que cobra un muy especial significado: las posadas. Estas fiestas populares, que se celebran durante los nueve días antes de Navidad, -o sea del 16 al 24 de Diciembre-, recuerdan el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén, donde buscaban un lugar donde alojarse para esperar el nacimiento del niño Jesús. En el México prehispánico celebraban el advenimiento de Huitzilopochtli (Dios de la Guerra) durante la época invernal o Panquetzaliztli, que iba del 17 al 26 de diciembre, que coincidía con la época donde los europeos celebraban la Navidad. Estas celebraciones fueron cambiando una vez que el pueblo fue evangelizado y la imagen de Huitzilopochtli fue sustituida por la de José y María.
Según los relatos tradicionales, el patriarca José, acompañado de su esposa María, caminaron desde la ciudad de Nazaret a Belén, tomándoles nueve días arribar a su destino. Al llegar, la Virgen estaba a punto de dar a luz a su hijo Jesús; al ser rechazados en el Mesón del poblado, y en numerosos hogares, tuvieron que refugiarse en un establo que les habían ofrecido. Este pasaje, -conocido ahora como las posadas-, se conmemora en varios países del mundo católico durante los nueve días anteriores a la Nochebuena. En nuestro país existe constancia de que en 1587 el religioso agustino Fray Diego de San Soria, del convento de San Agustín Acolman, en el actual Estado de México, solicitó, -y obtuvo-, permiso del entonces Papa, Sixto V, para celebrar anualmente, en esa sede y otras del Virreinato, misas de aguinaldo que recordaran aquel suceso desde el día 16 y hasta el 24 de diciembre. En un principio, esta fiesta se desarrolló en los atrios de los conjuntos religiosos y después se extendió hacia la vía pública. Según algunos/as historiadores/as, en aquella época: “Las calles se llenaban entonces de mucha gente que con gran bullicio se formaba en procesiones. Había profusión de luces, tanto desde las ventanas de las casas como con las velas que llevaban cada uno de los participantes. Todos cantaban y bailaban, pero en el momento preciso se arrodillaban y rezaban». Fue así como lo religioso y lo profano se fusionaron en una mezcla de devoción y diversión que hizo, -desde aquel tiempo-, de las posadas mexicanas, momentos de fe y convivencia.
En el Siglo XIX, las posadas se celebraban en el interior de las casas, pero las concentraciones en las calles y en las iglesias no acabaron. Existen reseñas de aquellos años que describen varios tipos de posadas llevadas a cabo por diferentes grupos sociales como los de la alta aristocracia, quienes celebraban con suntuosidad y sin escatimar en decoración, belleza y variedades de figuras para el nacimiento y fuegos artificiales. Se dice que había niños (as) vestidos (as) de ángeles que llevaban túnicas de tela metálica con hilos de plata o de oro, penachos de plumas blancas, zapatos de satín blanco, bordados en oro y una profusión de finos diamantes y perlas en cintas para la cabeza, broches y collares. Por su parte, en las casas de la clase media se solía festejar durante nueve veladas. Los hogares eran adornados con heno, ramas de pino, farolas de papel o vidrio, y se celebraba la posada de manera muy parecida a la actualidad, pero con la diferencia de que en aquel tiempo se tronaban ruidosos cohetes y se rezaba al momento de la entrada de los peregrinos, después de pedir posada.
Las posadas tradicionales tienen ligeras variantes de acuerdo al lugar en donde se celebren y han ido cambiando con el tiempo; sin embargo los aspectos comunes más importantes son el pedir posada con los villancicos tradicionales, los rezos, el romper la piñata, los aguinaldos, el ponche, las velas, la fruta, las luces de bengala y, en algunas ocasiones, la cena, el baile y los regalos. Esta actividad está repleta de símbolos y analogías…. la piñata debe ser de 7 picos que representan los 7 pecados capitales pero además debe estar llena de dulces que representan la gracia de Dios, la venda en los ojos representa la fe, el palo representa a Dios y los que gritan representan a la iglesia católica. El acto de romper la piñata puede interpretarse como que cada una y cada uno de nosotros con una fe ciega (ojos vendados), y con la ayuda de Dios (el palo) nos disponemos a combatir el pecado (intentar golpear la piñata), mientras nuestros/as hermanos/as nos ayudarán e indicarán el camino a seguir para lograrlo más fácilmente (los gritos de la gente)… y cuando finalmente logremos vencer al pecado (romper la piñata), la gracia de Dios (los dulces) se derramaran sobre nosotros/as. En el 2022, después de haber sido suspendidas por el confinamiento determinado en el contexto de la pandemia, las posadas han iniciado, -o reiniciado-, reanimando el espíritu religioso, pero también, fomentando la convivencia entre familiares, amistades y vecinos/as… se percibe la emoción, alegría y amistad que siempre se respira durante este tiempo, pero con el énfasis de querer recuperar los momentos que no se pudieron vivir debido a la pandemia y una nostalgia infinita por aquellos seres queridos que fallecieron durante tan compleja situación.
El historiador Pablo J. Gómez aportó que “las tradiciones han conseguido sobrevivir a la modernidad y a la gran ciudad”; no obstante, acepta que estas festividades han perdido su finalidad, pues han sido modificadas, y es que, según él, “mucho de lo que fuimos, lo hemos perdido o estamos dejando que se nos escape”. Por ello, después de la terrible experiencia vivida por el COVID 19, debemos participar en tan tradicionales fiestas con la convicción de generar espacios para fortalecer nuestra fe, tradiciones e identidad, fomentar valores y enriquecer la convivencia con quienes tenemos la fortuna de coincidir.
Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.