Amor a la Patria
Por: Alejandra Salgado Romero
“Es necesario cultivar el espíritu del hombre, no sólo en la niñez y en la adolescencia, sino durante toda su vida para que su civismo nos honre en cualquier parte del mundo donde se encuentre un mexicano”.
Venustiano Carranza
Septiembre… mes de la Patria, y por ello, es importante recordar que la palabra Patria va más allá de un simple concepto, pues además de referirse al territorio donde se nace, describe también el valor y real significado de los hechos que marcan nuestra identidad y de los símbolos que nos dan identidad; por ello, el amor a la patria es algo grande y significativo en la vida de todo mexicano y mexicana. Especialistas han afirmado que cada ser humano expresa a su manera ese amor, haciendo que mueva los sentimientos de respeto a la nación donde nació y el orgullo y dignidad que caracteriza a sus ciudadanos y ciudadanas, lo que hace apreciarla y defenderla, y sin duda, es mucho lo que abonaría comprender y poner en práctica el amor por nuestra patria en la cotidianidad de nuestras vidas.
Todas y todos hablamos de la patria como el país donde nacemos, o donde nos hemos formado, pero Patria significa mucho, muchísimo más que un pedazo de tierra: la Patria es la historia de nuestros seres queridos y las personas con las que compartimos y de quienes nos apoyamos. El amor a la Patria es un valor cívico que se aprende en primer lugar en el hogar, luego se nutre en la escuela y se va perfeccionando a lo largo de la vida, hasta que llegamos a ser personas útiles a la sociedad. El amor a la denota personalización, identidad. Significa permitirle a la Patria ser la madre de todos y todas quienes nacen dentro de un territorio, y sentirse acogidos por ella; y tomará verdadero sentido cuando nos responsabilicemos por lograr que tengamos las mismas oportunidades y que cada uno/a sea respetuoso/a de las leyes y los acuerdos consensuados para que reine la justicia, la equidad, la paz que conduce a la estabilidad emocional en los individuos, la familia y la sociedad.
Debemos demostrar, en nuestro día a día, que hemos entendido que amar a la Patria es un compromiso y un deber; cuidar, -por el bienestar de todos y todas-, los recursos naturales, y apoyarnos de manera tal que podamos unirnos para buscar el bien común: colaborar para hacer más digno nuestro barrio o colonia, nuestro centro de trabajo, nuestro pueblo o ciudad. Nuestra realidad es compleja y muchas veces se torna francamente desoladora, pero si conocemos nuestra historia, si nos sentimos orgullosos de nuestra cultura y tratamos de conservarla y darla a conocer, si cumplimos con responsabilidad lo que nos toca hacer para el bien de las y los demás, si somos respetuosos de nuestros símbolos patrios… entonces habremos demostrado que es real ese amor por nuestra patria, y seguramente también esa realidad poco a poco cambiará hacia lo bueno, lo positivo. El amor por la patria, -según especialistas-, denota inclinación, afecto, por lo que la o el verdadero patriota, amante de su Patria, puede y tiene derecho a quejarse de su nación observando sus errores, deficiencias, pero al mismo tiempo, tiene la obligación y cumple con ella, de buscar y proponer los medios para solventar todas las deficiencias, para trabajar en las áreas de mejora, consciente de que no es correcto contemplar cómo el país tiene peores condiciones cada día, sin que hagamos algo al respecto.
Ahora bien, -sobre todo en esta época de festejos patrios-, debemos tener cuidado de no caer en el nacionalismo que propone un sentimiento de exclusividad y superioridad; lo verdaderamente importante es contribuir productivamente desde nuestra vida personal, social y laboral, al progreso de la Nación, con la convicción de que cultivar los valores cívicos, respetar y amar a la patria constituye un bien que garantiza la seguridad y estabilidad de vida que las personas necesitan para desarrollarse y las sociedades para progresar. El amor por la patria se manifiesta por los valores que transmitimos como ciudadanos/as conscientes: trabajo, conducta, modales, respeto a las normas y costumbres.
El verdadero reto, entonces, es lograr que nuestras nuevas generaciones adopten y practiquen el amor por la patria dentro y fuera de casa y las aulas, pues debemos aceptar que los niños, niñas y jóvenes actualmente han entrado en un ciclo de indiferencia, irrespeto y/o rechazo hacía los símbolos patrios; por ello, madres, padres y docentes debemos buscar en autoridades, los medios de comunicación y la sociedad en general, aliados/as ante la gran tarea de generar verdaderos patriotas, útiles a nuestra nación y a su progreso. Por ello, para cerrar este texto, considero trascendental citar a continuación el llamado “Decálogo del Patriotismo”, expresando mi deseo de que como mexicanos y mexicanas compartamos anhelos, ideales y metas que reflejen nuestro amor a la patria, y que generen resultados en beneficio de quienes habitamos esta gran nación: 1) Ejercer nuestra libertad con amor servicial, 2) Luchar por erradicar el racismo, la ignorancia y las injusticias de cualquier tipo, 3) Tomar el control de nuestra vida personal, familiar y social para ser fieles a nuestros valores y convicciones, 4) Valorar el ser por encima del tener, 5) Descubrir la importancia de vivir en un país pacifista como el nuestro, 6) Promover la justicia, colaboración, solidaridad y el amor a los demás, 7) Aprovechar las ocasiones de la vida cotidiana para ejercer la aceptación y valoración de la diversidad, 8) Cumplir y hacer cumplir el respeto como norma de convivencia, 9) Cuidar y mejorar nuestros ambientes familiar, escolar y comunitario, y 10) Fomentar nuestras tradiciones regionales y nacionales como muestra de amor a la patria.
Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.