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Lisboa, Portugal. Antonio Costa, primer ministro de Portugal desde 2015, dimitió este martes por sorpresa y de manera fulminante tras la apertura de una investigación en su contra por posible prevaricación, corrupción activa y pasiva, y tráfico de influencias en negocios de litio e hidrógeno, aunque aseguró que no ha cometido ningún acto ilícito.


«En estas circunstancias, obviamente, presenté mi dimisión a su excelencia el presidente de la República», afirmó el socialista en una intervención televisada, en la que señaló que el cargo de primer ministro no es compatible con la «sospecha de la práctica de cualquier acto criminal».


“Sorprendido”
Costa dijo que se vio «sorprendido» este martes con la información de un proceso criminal en su contra y subrayó que ignoraba los actos que son considerados sospechosos, pero que el simple anuncio de la Procuraduría General de la República (Fiscalía) de que sería investigado le invalida para continuar al frente del Gobierno.


“Yo no estoy por encima de la ley. Si hay alguna sospecha, que sea investigada”, indicó tras reivindicar el “orgullo” de haber reforzado los medios judiciales para combatir la corrupción y mostrarse «totalmente disponible» para colaborar con la Justicia, pero insistió en negar las acusaciones y subrayó que se marcha «con la conciencia muy tranquila».


«Quiero decir, y miro a los ojos a los portugueses, que no me pesa en la conciencia la práctica de cualquier acto ilícito o ni siquiera acto censurable», apuntó el político, quien, no obstante, considera que debe dimitir porque «la dignidad de funciones de primer ministro» no es compatible con ninguna sospecha.


¿Volverá a presentarse?
Tras su renuncia, los próximos pasos a seguir, serán decididos por el presidente, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que tiene el poder de disolver la Asamblea de la República y convocar elecciones si lo considera necesario.


El Ministerio Público anunció este martes en un comunicado que investigaba a Costa y a varios miembros de su Gabinete por supuestos crímenes de prevaricación, corrupción activa y pasiva, y tráfico de influencias, por un caso vinculado con negocios de litio e hidrógeno.

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