Por: Sebastián Landa

El tener una carrera universitaria no siempre garantiza tener un buen empleo al momento de terminar los estudios y desde que pasó la pandemia de Covid-19, fue mayor la cantidad de jóvenes que tuvieron que dejar sus estudios para apoyar con la economía del hogar.


La deserción escolar en México está en aumento constante, según estudios realizados por la Organización Yo También y el Informe de Labores de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el año 2022 más de 847 mil alumnos dejaron de asistir a clases, lo que representa un preocupante incremento en comparación con años anteriores.

Además, se destaca que el 2.6% de los estudiantes que abandonaron la escuela pertenecían al nivel de educación en la infancia. Esta situación evidencia la importancia de abordar de manera urgente y efectiva el problema de la deserción escolar en México para garantizar un acceso equitativo a la educación y promover el desarrollo de los estudiantes.


Un ejemplo de esta realidad es el igualteco Alejandro Fuentes Beltrán, un estudiante de la Licenciatura en Enseñanza y Aprendizaje de la Química en Educación Secundaria en el Centro de Actualización del Magisterio de Iguala, quien es un ejemplo de los miles de niños y jóvenes mexicanos que se ven obligados a trabajar para financiar sus estudios. Alejandro trabaja realizando labores de limpieza en la Iglesia de la Santa Cruz y en una casa particular para poder costear los gastos educativos que enfrenta. Esta situación refleja la realidad de muchos estudiantes en México, quienes deben buscar empleos informales para poder continuar con su educación.


Alejandro se enfrentó a las dificultades económicas que derivaron de una discapacidad de su padre, lo que amenazó sus sueños de obtener una educación universitaria. Sin embargo, en lugar de renunciar a sus metas, él se propuso a sí mismo para ayudar a su familia conformada por sus padres y sus hermanos. El párroco de la Iglesia de la Santa Cruz, donde Alejandro asiste, le brinda la oportunidad de trabajar en la limpieza del lugar, lo que le permite continuar persiguiendo su sueño educativo mientras apoya a su familia. La historia de Alejandro ejemplifica su determinación y refleja los desafíos que enfrentan muchos jóvenes y niños mexicanos. En el Día del Estudiante, el 23 de mayo, les deseamos a todos ellos un feliz día.

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