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Ciudad de México. El asedio del presidente Andrés Manuel López Obrador contra los árbitros electorales, la intervención del crimen organizado para ampliar sus redes de impunidad, el clima de polarización política, la coincidencia de elecciones en México y Estados Unidos, y la intervención del mandatario que está dispuesto a todo para consolidar su proyecto político hacen de este 2024, un año de “alto riesgo político” que puede erosionar la democracia de nuestro país.
Así lo advierte un análisis de la consultora Integralia donde se enumeran los 10 principales riesgos que pueden afectar el entorno de negocios y la gobernabilidad democrática del país en 2024.
El análisis advierte que en caso de que Morena gane las elecciones de junio próximo y al mismo tiempo obtenga la mayoría calificada en ambas cámaras, se perfila el riesgo de incrementar la militarización, la captura de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a través de la reforma para que los ministros sean electos por voto popular.
“Se acentúa el proceso de militarización, ya sea porque López Obrador consigue la mayoría calificada para adscribir a la Guardia Nacional en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), y/o porque el nuevo gobierno decide (o se ve forzado a) continuar la política de AMLO respecto a las Fuerzas Armadas”, advierte
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La consultora alerta sobre todo en la intervención de los grupos criminales, pues advierte que aprovecharán la coyuntura electoral para ampliar su control sobre los gobiernos y los mercados locales pero también en una posible “captura” de la Suprema Corte por parte del Ejecutivo y el debilitamiento del sistema de pesos y contrapesos.
“A corto plazo, esto aumenta la violencia política; a mediano plazo, fortalece su autoridad a nivel territorial, dejando vulnerables a las comunidades y organizaciones frente a delitos como extorsiones, cobro de piso o robos”, advierte.
El análisis perfila conflictos pos-electorales (nacional y/o locales) alimentados por campañas polarizantes derivado del intervencionismo del presidente Andrés Manuel López Obrador y un arbitraje débil de los organismos electorales locales