Por: Carlos A. Mendiola
Dos palabras, Marilyn Monroe, resumidas en una, “Rubia”.
2010 es el año en que Andrew Domink, director de “Mátalos suavemente” y “El asesinato de Jesse James por el cobarde Roberto Ford” comenzó a trabajar en una adaptación de la biografía ficcionalizada “Blonde” (Rubia) de Joyce Carol Oates. Sí, no es una biografía convencional. No se limita a contar los hechos, sino que busca explorar la psique de la actriz, de quién quizás es el símbolo sexual más importante en la historia del cine y de una de las figuras más emblemáticas y reconocidas.
Domink ha declarado que su interés tras la historia de Marilyn Monroe, de quién se han hecho otras tantas biografías, películas y documentales, estaba en entender por qué es el ícono del siglo 20, cómo es que para los hombres se convirtió en un objeto sexual con una gran necesidad de ser rescatado y para las mujeres en la encarnación de todas las injusticias.
“Rubia” hace un recorrido por la vida de Marilyn Monroe, enfocándose más que en ella en Norma Jeane Mortenson, la mujer detrás de la figura. La película se estrenó en el Festival de Venecia y recibió 14 minutos de aplausos. En especial se reconoció el trabajo de Ana de Armas, actriz cubana, quién hace a Monroe. A Ana la hemos visto antes en “Entre cuchillos y navajas” y “Sin tiempo para morir”, más recientemente en “El hombre gris”. El personaje terminó en sus manos luego de pasar por las de Naomi Watts y Jessica Chastain.
Las expectativas alrededor de “Rubia” son altas. Netflix, además de lanzarla en Venecia, le dará una corrida comercial en salas de Nueva York con miras a hacerla una de sus cintas en la temporada de premios. Aunque recibió aplausos en el festival, también ha dividido a la crítica por lo que ahora habrá que ver si esa “rubia debilidad” empatiza o no con las grandes audiencias. Por lo pronto, al cierre de edición y a un día de su estreno ya está en la primera posición de la plataforma. De una u otra manera, Marilyn, conquista.