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Franja de Gaza. Israel incrementó sus ataques en Gaza, los cuales han dañado escuelas de Naciones Unidas, hospitales y convoyes de ambulancias, al abrirse paso las tropas hacia la mayor ciudad del enclave, pese a la presión de Estados Unidos y de estados árabes para que permita «pausas humanitarias».
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, desairó las claras advertencias planteadas antier por el secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken, en el sentido de que Israel se arriesga a perder cualquier esperanza de un eventual acuerdo de paz con los palestinos a menos que alivie la crisis de los civiles en la franja de 2 millones de habitantes.
Un día después, Blinken, que ha propuesto «pausas localizadas» en el combate más que un cese total del fuego, viajó a la capital de Jordania para cabildear de manera intensa por el apoyo de altos funcionarios regionales, que siguen indignados y profundamente desconfiados de Israel por intensificar su guerra contra Hamas.
Desacuerdo con Washington
En un raro desacuerdo en una conferencia de prensa en Amán, ministros del Exterior de Jordania y Egipto, en presencia de Blinken, presionaron de manera reiterada por un cese total de hostilidades, señalando que la muerte de miles de civiles no puede justificarse como autodefensa.
Funcionarios de Salud en Gaza, gobernada por Hamas, señalan que más de 9 mil 250 palestinos han perecido en ataques israelíes en el mes que lleva la guerra.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa, por sus siglas en inglés) indicó que al menos cinco escuelas de Naciones Unidas, las cuales albergan a civiles desplazados, han sido dañadas en ataques en las 48 horas anteriores al reporte, con la muerte de más de 40 personas.
El embate más reciente fue en un plantel educativo en el campo de refugiados de Jabaliya, en el norte de Gaza, que fue alcanzada dos veces el sábado, donde murieron hasta 15 personas, entre ellas niños, de acuerdo con el Ministerio de Salud en el enclave.
The Independent solicitó un comentario sobre el particular a las fuerzas armadas israelíes, pero no recibió respuesta.
La Organización Mundial de la Salud señaló que antier tres hospitales y un convoy de ambulancias cayeron bajo el fuego, lo que causó muertes y heridos en decenas de personas, hostilidades que según el organismo «violan el derecho internacional».
El Ministerio de Salud de Gaza señaló que dos personas más perecieron ayer en un ataque en la puerta del Hospital Nasser, en la ciudad de Gaza, que es ahora el corazón de la zona de combate.
«Por lo menos un proyectil impactó en el patio de la escuela, donde había tiendas de campaña para familias desplazadas», informó Juliette Toma, vocera de la Urnwa, sobre el ataque de ayer.
El ejército israelí ha golpeado Gaza desde el aire y el mar, impone un sitio paralizante y lanzó un embate por tierra, en represalia por un ataque mortal de Hamas en el sur de Israel, en el que mataron a cientos de personas y tomaron decenas de rehenes.
En un mes, la ofensiva en Gaza ha causado alarma global por las condiciones de crisis humanitaria que sufren los civiles en el enclave: la comida es escasa y los servicios médicos están cerrando.
Civiles han narrado a The Independent cómo han arriesgado la vida para hacer fila en las panaderías durante horas, y por beber agua sucia. Los médicos han relatado que hacen cirugías sin anestesia y usan líquidos limpiadores para lavar heridas.
Israel ha ordenado reiteradas veces a los civiles palestinos, incluso los heridos en hospitales, que evacuen hacia el sur de la franja, al intensificar sus ataques y ordenar a sus tropas de tierra una mayor penetración en el territorio sitiado.
David Satterfield, enviado especial estadunidense, señaló que mientras un millón de personas se han trasladado al sur gazatí, entre 350 mil y 400 mil permanecen en la ciudad central y sus alrededores, los cuales se han convertido en una zona de intensos combates.