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Estados Unidos. Los continentes se resecan, los cultivos menguan, los ríos se enturbian. Se contaminan los mares. La crisis mundial del agua toma tintes cada vez más alarmantes y por ello desde el pasado miércoles, Día Mundial del Agua, y hasta el viernes es que tiene lugar la Conferencia del Agua de la ONU, que no se había realizado desde 1977.


El foro reúne a gobiernos, empresas y organizaciones civiles en un diálogo urgente, que permita establecer acuerdos y compromisos para atacar los incontables riesgos.


Este jueves, en la Cumbre del Agua se informó que tres de cada cuatro habitantes del mundo viven en países con algún nivel de inseguridad hídrica. Más de un 70 % de la población mundial no tiene acceso a agua gestionada de forma segura y un 10 % sigue sin tener acceso básico a agua potable. Y se advierte que la comunidad internacional está muy lejos de alcanzar las metas que se ha fijado en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible aprobada en 2015.


Entre los terribles rezagos a nivel mundial está el desgastante acarreo de agua de muchas mujeres y niñas. De acuerdo con la UNICEF, en el 80 % de los hogares del mundo en los que es necesaria la recolección de agua, las mujeres y las niñas son responsables de esa tarea que implica 200 millones de horas diarias.


En comunidades apartadas de África, Asia o Latinoamérica, ellas emprenden diariamente caminatas de kilómetros. Invierten horas que restan tiempo a su educación, su vida personal, su empleo y que las exponen a múltiples peligros.

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