Los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo de habilidades y asimilación de diversos contenidos y aprendizajes. Esta capacidad que tiene su auge en la infancia, conduce al despertar constante de la curiosidad mediante la experimentación y la inquietud.

Muchas veces, los adultos encontramos limitaciones para acompañar esa etapa que es tan importante guiar. Por fortuna, existen diversas técnicas y recursos de gran utilidad si en casa o en el aula tenemos algunos niños sedientos de aprendizajes.

En esta nota, compartimos algunas formas de estimular la curiosidad de los niños y sumar herramientas de acompañamiento.

Responder a las inquietudes

El momento de la duda es clave para la incorporación de conocimientos en un niño, ya que está concentrado en una inquietud que quiere resolver. Por eso, es fundamental acompañarlo y saldar con inmediatez cualquier pregunta o necesidad de información de su interés.

En internet podemos encontrar lo que sea, desde explicaciones de las operaciones combinadas hasta videos sobre cómo se reproducen las estrellas de mar. Lo importante es que, en los casos en que no tengamos las respuestas, acompañemos la búsqueda y saldemos las dudas.

Buscar refuerzos

Nunca está de más solicitar ayuda si nos faltan recursos o tiempo para acompañar un aprendizaje o necesidad de desarrollar algún tema. Incluso, si la malla curricular es limitada para la curiosidad del niño, podemos reforzar recurriendo a sitios de estudios en línea.

Con las actividades extracurriculares como las artísticas, también es de gran ayuda buscar espacios como talleres de formación o expresión. Otra idea es explorar grupos que hagan actividades específicas como avistaje de fauna, exposiciones o ciclos de arte.

Así, brindamos herramientas para que el niño identifique sus intereses y los desarrolle. En este punto, debemos tener en cuenta que la niñez es un momento de exploración y prueba.

Acompañar los intereses

Acompañar el despertar de la curiosidad de los niños es clave para ampliar los horizontes de búsqueda y adquisición de conocimientos. ¿Cómo podemos hacerlo? Algunas opciones son: buscar información juntos, observar qué despierta el interés del niño y crear actividades.

También podemos generar estímulos vinculados con los objetos y temas de interés del niño. Si, por ejemplo, tiene curiosidad respecto de los misterios del universo podemos buscar libros y juguetes asociados. Una visita al planetario o buscar constelaciones también serían un gran aporte.

Romper la rutina

Tal vez, uno de los mayores riesgos para la capacidad de aprendizaje son las estructuras que creamos tanto en casa como en los espacios curriculares y extracurriculares. Si seguimos rutinas de forma constante, el niño solo aprenderá a seguirlas con el tiempo.

Si, en cambio, generamos pequeñas disrupciones, no solo alimentaremos la curiosidad del niños, sino que demostraremos que nos importan sus intereses. Muchas veces, una película, una visita al museo, una exploración del jardín o una jornada de arte pueden hacer la diferencia.

Si queremos ir más lejos podemos disponer, incluso, un día a la semana para actividades especiales. Así, además de sumar herramientas, creamos expectativas que alimentan la identificación de los intereses particulares.

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