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Caracas, Venezuela. Las delegaciones del gobierno de Colombia y de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) cerraron el cuarto ciclo de negociaciones de paz, luego de tres semanas de conversaciones en Caracas, donde avanzaron un cese del fuego que eventualmente llevará al final del conflicto armado, además de fijar “zonas críticas” humanitarias en regiones afectadas por la violencia.


“Llegamos a nuevos acuerdos que nos acercan mucho más a la paz querida por todos y todas”, celebró el representante del Ejecutivo, Otty Patiño.


Las dos partes se reunirán de nuevo en México en una fecha aun por definir.


El fin de la ronda de diálogo coincidió con el reporte de nueve muertos en enfrentamientos entre el ELN y el Estado Mayor Central (EMC), principal grupo de disidentes del pacto de paz que desarmó a la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2017.


Militares hallaron los cuerpos en el municipio de Puerto Rondón, cerca de la frontera con Venezuela, junto a cinco heridos, entre ellos una indígena de 14 años, según un video del gobernador del departamento de Arauca, Wilinton Rodríguez, que no especificó si los fallecidos y lesionados eran guerrilleros o civiles.


El ELN y las disidencias buscan pactar su desarme en procesos de paz con el presidente izquierdista Gustavo Petro.


“Les hemos dado énfasis a unas zonas críticas”, señaló el jefe guerrillero Pablo Beltrán . “Es donde más ha habido embates contra las comunidades”.


El llamado acuerdo de Caracas declaró al Bajo Calima y San Juan, en el Valle del Cauca, uno de los focos del conflicto, como “zonas críticas” y proponen otras regiones para añadir a esta denominación.


“Se adelantarán acciones y dinámicas humanitarias, garantías para el cumplimiento del cese al fuego, nacional y temporal, la participación de las comunidades en el proceso de paz y proyectos de desarrollo social”, precisó el texto, que señala que “en las próximas semanas” las delegaciones visitarán estos territorios.


“En menos de nueve meses hemos logrado convenir un cese al fuego, cuya naturaleza nos debe conducir a la terminación del conflicto armado, no simplemente a la humanización de la barbarie”, dijo Patiño, exguerrillero de la nacionalista y urbana M-19, la misma organización rebelde a la que perteneció Petro en su juventud y que acordó la paz en 1990.

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