Por: Álvaro Venegas Sánchez

No sorprendió la reacción y la embestida contra los libros de texto gratuitos (LTG). La derecha es la derecha disfrazada como quiera, sola o junta y revuelta con quien le convenga y digan lo que digan sus voceros. Termina revelándose tal cual. Desde que 1959 se estableció que eran gratuitos, únicos y obligatorios, la derecha política conservadora aparentemente ausente y aplacada, ha reaccionado igual que ahora, como energúmena, pretendiendo incidir con sus posturas en la política educativa del sistema educativo nacional.

No pudo, no ha podido ni podrá. Con las Leyes de Reforma, los liberales con Benito Juárez al frente, derrotaron a los reaccionarios y conservadores de aquel tiempo. Cuarenta años después, en 1917, los constituyentes propinaron otro golpe estableciendo un anhelo social en el Artículo Tercero de la Constitución. Ante ello, la fiereza derechista, respaldada por el clero político quien, aprovechando la ignorancia y la fe católica del pueblo, provocaron la llamada Guerra Cristera llegando a suceder hechos ominosos de los cuales no fueron exento maestras y maestros rurales. Por cierto, a raíz del debate actual, Canal 14 televisión ha presentado películas que dan testimonio de cómo sacerdotes instigaron y cerraron iglesias para presionar a la feligresía ponerse en contra del gobierno.

Fue motivo para buscar y hojear LA CRISTIADA, libro de Jean Meyer, lectura que hice hace tiempo y que el autor realizó revisando archivos, levantando encuestas y hablando con supervivientes y cuyo núcleo central es la guerra de 1926-1929. Formula una pregunta: ¿Cómo separar la guerra cristera del conflicto entre la Iglesia y el Estado si abarca tanto la historia política como diplomática en la que se ve la Iglesia mexicana contra el estado mexicano, la Iglesia mexicana contra el Vaticano, el Vaticano y Washington, el Estado mexicano y Washington y el petróleo “que no anda lejos del agua bendita”? La historia, dice Jean Meyer, afecta por igual a la Revolución y a los revolucionarios, a la reforma agraria, al ejército, al gobierno y su ideología, a los católicos, los eclesiásticos y su jerarquía.

Por lo anterior, transcurridos más de tres décadas, en abril de 1962, la aún vigente y representativa organización de padres de escuelas particulares, la Unión Nacional de Padres de Familia, asociación de la ultraderecha fundada en 1917, en un boletín para oponerse al Tercero constitucional, tituló un artículo ilustrativo de su intención “La educación laica, preparación y meta del comunismo”, y otro “El comunismo en el nuevo programa de enseñanza secundaria”. Ese mismo año, el sector patronal regiomontano promovió movilizaciones bajo la tristemente célebre consigna: No a los libros de texto gratuito. México Sí, comunismo No. Por este motivo, escuchar ahora en 2023 el rechazo a los LTG con los mismos términos y argumentos de hace 60 años, parece trasnochado y fuera de lugar; propio de personas cargadas de prejuicios y entendimiento estancado.

A la luz de estos antecedentes, sin duda otra vez esta posición reaccionaria será derrotada. Si fue posible cuando la fe católica del noble pueblo mexicano estaba capturada por el clero, que además era mayoritariamente analfabeta ¿por qué no ahora, cuando el propio máximo líder de la Iglesia el Papa Francisco, ha cuestionado el uso avieso del término comunismo y en nuestro país la ciudadanía goza experimentando sentimientos gracias a reformas y beneficios que parecían imposibles?

Los gobernadores de ciertos estados están contraviniendo facultades del Poder Ejecutivo y, como su actuar es político allí tienen al magisterio que los contradice porque sí fue consultado. Asimismo, el SNTE, uno de cuyos principios rectores es la defensa del artículo tercero constitucional y por tanto de la educación pública, también se ha puesto de pie. Por demás, ningún docente, maestra o maestro, por humilde que sea o parezca, desconoce que los LTG son material de apoyo solamente y no un manual al cual debe apegarse para lograr los aprendizajes esperados con sus alumnos.

A Magú sobra razón en el cartón que publicó respecto a ministros de la SCJN: si violan la Constitución ¿por qué tienen que respetar los libros de texto? Ni modo, los coletazos se sienten porque afectan que los materiales no lleguen con puntualidad a las escuelas, pero los causantes están moralmente derrotados.

Iguala, Gro., agosto 21 del 2023.