Por: Álvaro Venegas Sánchez
A siete días del atentado a Donald Trump, episodio casi olvidado pero que utilizó para fortalecer y endurecer su discurso de campaña, Zhang Run, embajador de China en México, publicó el 22 de julio un artículo titulado: Dar a los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica una nueva connotación de la era. No creo haya sido reacción a los desplantes trumpistas. Sin embargo, dado que amagos entre los gigantes impactan a los habitantes del resto de países no guerreristas, el escrito de Zhang Run obviamente llama la atención.
Comenta que apenas el 28 de junio, el presidente chino Xi Jinping asistió a la reunión para conmemorar el 70 aniversario de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica y aprovechó para profundizar la connotación espiritual y el valor contemporáneo de tales principios para direccionar y construir una comunidad del futuro compartido para la humanidad como respuesta de nuestro tiempo. Los Cinco Principios, explica, se basan en valores tradicionales chinos como “Ser amable con su vecino”, Buscar la amistad a través de la integridad” y Promover la armonía entre todas las naciones.
Además, ponen de manifiesto el temple de la diplomacia China, marcado por la autoconfianza, el autosostenimiento, la justicia, la protección de los desfavorecidos, el profundo compromiso de los comunistas chinos con el mundo y su deseo de aportar para la humanidad. En fin, dan evidencia de la firme determinación de China para seguir el camino del desarrollo pacífico.
El Embajador, rememoró: hace 70 años, los movimientos por la independencia y la emancipación nacionales estuvieron en auge en todo el mundo, y el sistema colonial se colapsó. Al mismo tiempo, en un mundo ensombrecido por la guerra fría, los estados recién independizados aspiraban a defender su soberanía y desarrollar su economía nacional. En ese contexto, los líderes chinos de la Nueva China, siguiendo el principio de la independencia y autonomía, asumieron por primera vez los Cinco Principios consistentes en respeto por la soberanía y la integridad territorial, no agresión mutua, la no interferencia en los asuntos internos de otros países, igualdad, el beneficio mutuo y la coexistencia pacífica los cuales obtuvieron reconocimiento amplio y apoyo internacional.
Zhang Run, considera que el desarrollo de las relaciones diplomáticas entre China y México en los últimos 52 años han sido un modelo para la firme práctica de dichos Principios; además, asegura, China está dispuesta a colaborar y profundizar la asociación estratégica integral y promover la multipolaridad en un mundo equitativo y ordenado. Pues ahí queda el gesto diplomático para los estrategas y los que próximamente tendrán que tomar decisiones frente al complejo escenario que se avizora.
Del vecino país del Norte existen livianas esperanzas con Kamala Harris, pero más fuerte es la incertidumbre si retornara Trump. Él no anida visión de coexistencia pacífica interior ni exterior. Quiere y va por la hegemonía en ambas dimensiones; al interior para vengarse y aplastar a los demócratas y al exterior para devolver “la grandeza” de Estados Unidos. Continuará suministrando ayuda a Ucrania para que resista y a Israel hasta que se canse de asesinar palestinos; alentará la oposición contra Nicolás Maduro mirando con ansiedad la riqueza de Venezuela; fortalecerá su política anti migrante; incluso quizás escuche a quien lo acompaña como candidato a vicepresidente y decidan perseguir narcotraficantes en suelo mexicano burlándose de la soberanía de nuestro país.
México, por la ventura de este sexenio de transformación sin violencia, ciertamente hoy tiene mejor imagen ante el concierto internacional; se le reconoce y respeta mejor que antes. Empero, por supuesto, no puede estar exento de impactos negativos por conflictos y acontecimientos en otras latitudes. Es la suerte de todos los pueblos de la tierra en este mundo interrelacionado.
Iguala, Gro., agosto 5 del 2024