Por: Netza Albarrán Razo
Enviado especial
Ciudad del Vaticano, Abril 28.- Desde este domingo 27 de abril a las 2 de la tarde, la Capilla Sixtina, uno de los espacios más emblemáticos del Vaticano y símbolo de la historia y el arte universal, cerró sus puertas al público. El motivo, la preparación del Cónclave, el solemne proceso electoral mediante el cual los cardenales de la Iglesia Católica se reunirán para elegir al próximo Papa.
La Santa Sede informó a través del sitio web de los Museos Vaticanos que la Capilla Sixtina permanecerá cerrada hasta que concluya la elección pontíficia. Durante este periodo, se llevarán a cabo una serie de trabajos de acondicionamiento en el recinto, que incluyen una revisión exhaustiva para garantizar la privacidad y seguridad del proceso. El personal del Vaticano comenzó con la inspección minuciosa de cada rincón para asegurar que no existan dispositivos de grabación ni posibles vías de comunicación con el exterior.
El aislamiento absoluto de los cardenales es una de las tradiciones más importantes del Cónclave. Según dicta la normativa, los participantes deben estar completamente desconectados del mundo exterior para evitar cualquier tipo de influencia externa que pudiera comprometer la pureza de su juicio para emitir el voto. La elección de un nuevo Papa, según la tradición católica, debe ser guiada únicamente por la acción del Espíritu Santo.
Para que un cardenal sea elegido como Sumo Pontífice, debe obtener el respaldo de al menos dos tercios de los votos emitidos por sus pares. En caso de que no se logre dicha mayoría, se realizan sucesivas rondas de votación hasta alcanzar el consenso necesario. La señal de que un nuevo Papa ha sido elegido se da a conocer al mundo mediante el humo blanco que emerge de la chimenea instalada en la Capilla Sixtina. Por el contrario, si no se alcanza un acuerdo tras una votación, el humo que se libera es negro, indicando que el proceso continuará.
La Capilla Sixtina fue construida entre los años 1473 y 1481 por orden del Papa Sixto IV, de quien toma su nombre y no sólo es el escenario del Cónclave, sino también es el sitio que contiene y resguarda los frescos de artistas como Miguel Ángel Buonarroti, Sandro Botticelli y Pietro Perugino, lo que lo convierte en un monumento de incalculable valor histórico y artístico por su majestuosidad.
El uso de la Capilla Sixtina para el Cónclave se remonta al año 1492, tras la muerte del Papa Inocencio VIII. En aquel entonces, los cardenales se reunieron en este recinto para elegir como nuevo Pontífice a Rodrigo Borgia, quien adoptó el nombre de Alejandro VI. Antes de esta fecha, los cónclaves se celebraban en distintos lugares de Roma e incluso fuera de ella, dependiendo de las circunstancias políticas, sanitarias o de seguridad.
En Roma, uno de los espacios más utilizados fue el Palacio de Letrán, entonces residencia principal de los pontífices. También se realizaron elecciones en la iglesia de Santa Maria sopra Minerva y en el Palacio Apostólico Lateranense.
Cuando las condiciones en Roma eran inestables, los cardenales optaban por trasladarse a ciudades cercanas, como Viterbo, Perugia, Anagni, Orvieto y Nápoles, que se convirtieron en sede de importantes cónclaves durante los siglos XIII y XIV. De hecho, Viterbo se destacó como uno de los lugares más recurrentes, albergando varios cónclaves entre 1261 y 1271.
Durante el llamado Papado de Aviñón, entre 1309 y 1377, los Papas residieron en Francia, lo que llevó a que varios cónclaves se celebraran en el Palacio de los Papas en Aviñón. En épocas de grandes divisiones internas, como el Cisma de Occidente, las elecciones papales llegaron incluso a realizarse en lugares como Pisa y Constanza en Italia, aunque no todos los resultados de esos procesos fueron reconocidos de manera universal.
Fue a partir de 1492, tras la muerte del papa Inocencio VIII, que la Capilla Sixtina se convirtió en el escenario habitual para el Cónclave, aportando un espacio seguro, solemne y cargado de simbolismo dentro de los muros vaticanos.
Actualmente, tras la muerte del Papa Francisco y siguiendo la tradición, será la Capilla Sixtina el lugar en donde se llevará a cabo el Cónclave para elegir al sucesor de Pedro.