“Le hablo al chico metido en el saco, sobre todas las cosas que íbamos a hacer juntos. Pero no puede oírme.”
Rufus Emeterio
Por: Eduardo Cruz Carbajal
Querido doliente:
En mi carta anterior te hable acerca de la importancia de ritualizar la muerte de tu ser amado, llevar a cabo estas ceremonias te ayudará no solo a despedirte y a tener gratitud en tu corazón por su vida, también abrirán la puerta a la confianza, es decir a darle la bienvenida al futuro, un futuro nuevo que empieza con la ausencia de ese alguien a quien seguirás amando por siempre. Sin duda llorarás, llorarás mucho, lágrimas brotarán por tus mejillas constantemente, habrá días más difíciles que otros, a veces te sentirás animado, a veces, no querrás salir de la cama, permítete sentir lo que sea que estés sintiendo. Lamentar la muerte de un ser querido es una consecuencia natural, estás reaccionando con lógica ante lo que estás viviendo.
Al principio todo el mundo estará cerca, pero como te explicaba en mi primer carta poco a poco se irán, debido a que no sabrán cómo acompañarte en tu dolor, pero esos pocos que se quedarán contigo, te acompañarán de corazón a corazón, te llevarán comida, te llevarán despensa, te visitarán, se quedarán a dormir contigo si así lo deseas, te escucharán sin asustarse, a veces solo compartirán un silencio, pero será un silencio cómodo, lleno de una presencia de consuelo. También te ayudarán en las tareas diarias, ya que puede ser que al principio resulten muy abrumadoras para ti.
Algo que puede o no sucederte es que soñarás con tu ser querido, a veces oirás su voz, o sentirás su presencia en casa, correrás a encontrarte con él en la sala, en la cocina, o en el comedor, pero para tu sorpresa no habrá nadie, aterrizar con esa realidad será un duro golpe para ti, que te confrontará con el dolor de la ausencia. En mi opinión, estás experiencias suceden debido a que para nuestra mente es difícil integrar la ausencia de alguien que amamos, pero recuerda algo importante: Todo lo anterior puede o no sucederte, si se presenta vívelo como algo natural en el duelo, y si no sucede no pasa nada.
Por sobre todas las voces que escucharás, escucha la tuya, tu voz es la que realmente importa, no me refiero a que omitas la opinión y el consejo de quienes te acompañan genuinamente, pero recuerda esto: Tu voz es la que más importa, los cercanos a ti, estamos para ayudarte, sin embargo, a ti te toca decirnos cómo podemos hacerlo. Con amor: Tu Tanatólogo.
Referencias: Silvera, A. (2017). Al final mueren los dos. México: Ediciones Urano.
*José Eduardo Cruz Carbajal (Iguala, Guerrero) es psicólogo con estudios en tanatología. Contacto: psiceduardo15@gmail.com