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Ciudad de México, Octubre 9.- Durante décadas, el diagnóstico de cáncer de pulmón fue sinónimo de tratamientos duros y agotadores, casi siempre ligados a la quimioterapia intravenosa. Para el paciente, esto significaba efectos secundarios intensos, hospitalizaciones recurrentes y una calidad de vida mermada; sin embargo, un giro científico podría dar luz a los pacientes que padecen el cáncer más letal de todos los cánceres.


Hoy, gracias a la medicina molecular, la lucha contra el cáncer de pulmón dio un salto asombroso: tratamientos dirigidos que vienen en forma de pastillas orales. Estos fármacos no solo logran controlar la enfermedad, sino que devuelven la esperanza de una vida más estable y normal a miles de pacientes.


¿Qué hizo posible este cambio? Los médicos han dejado de ver al cáncer de pulmón como una sola enfermedad. Ahora, la clave es encontrar su «apellido molecular».


El doctor Jorge Alatorre, oncólogo especializado en cáncer de pulmón, explica que identificar las alteraciones genéticas específicas de cada tumor permite ofrecer un tratamiento mucho más certero y eficaz.


Ya no hablamos de una sola enfermedad, sino de múltiples subtipos de cáncer de pulmón que se tratan de manera distinta,” señala.

En el subtipo más común, el adenocarcinoma (que afecta al 85% de los casos), los oncólogos buscan una alteración crítica: la mutación del receptor de factor de crecimiento epidérmico (EGFR).

En México, se estima que esta mutación está presente en casi la mitad de los pacientes con adenocarcinoma, lo que los convierte en candidatos ideales para las nuevas terapias.

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De terapia intensiva a la normalidad, un medicamento que cambia la historia clínica
El impacto de estas pastillas se ve en historias que inspiran. El Dr. Alatorre compartió el caso de un joven de 30 años, no fumador, que llegó al hospital en estado crítico y tuvo que ser intubado. Su diagnóstico: cáncer de pulmón con la alteración molecular EGFR.

El tratamiento: inhibidores de tirosina cinasa, las pastillas de las que hablamos.

Dos semanas y media después estaba fuera de terapia intensiva, y hoy lleva una vida normal, como si hubiera pasado por un episodio grave de covid”, relató el oncólogo.

Una de estas nuevas terapias es una molécula llamada amivantamab, de la farmacéutica Johnson & Johnson, la cual fue aprobada por Cofepris para el uso de cáncer de pulmón en pacientes con mutaciones activadoras de EGFR.

Menos agresión, más calidad de vida


La gran ventaja de las terapias dirigidas es su precisión. A diferencia de la quimioterapia, que es como una «bomba» que ataca tanto a células malignas como sanas, estas pastillas actúan únicamente sobre el blanco molecular del tumor.

Esto se traduce en:

Menos efectos secundarios graves.


Mayor tolerancia al tratamiento.


Una vida cotidiana más estable, sin las hospitalizaciones y complicaciones recurrentes de la quimioterapia tradicional.


Si bien estos fármacos no siempre son curativos, logran controlar la enfermedad y, crucialmente, prolongar la supervivencia con una calidad de vida significativamente mejorada.

¿Y el acceso al medicamento? El gran reto para México
El beneficio es innegable, pero el reto en México es mayúsculo. En centros públicos, miles de pacientes con bajos recursos podrían beneficiarse. Para que esto suceda, el sistema de salud debe garantizar dos cosas:

Diagnóstico molecular oportuno: Se requieren estudios especializados para identificar si el tumor tiene la mutación EGFR u otras alteraciones.
Acceso a la terapia: Es fundamental que el medicamento esté disponible para los pacientes en todos los niveles de atención.
El camino es claro: la medicina personalizada es el futuro de la oncología. En cáncer de pulmón, las pastillas dirigidas demuestran que es posible transformar lo que antes era una sentencia, en un padecimiento crónico y controlable.

Con una pastilla, podemos dar tiempo y calidad de vida a pacientes jóvenes y no fumadores que, de otra manera, tendrían un pronóstico muy desfavorable,” concluye el doctor Alatorre.