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Ciudad de México, Agosto 14.- El cáncer cervicouterino, una enfermedad que, a pesar de ser detectable a tiempo, sigue siendo una de las principales causas de mortalidad femenina a nivel global y en países como México, donde la tasa de mortalidad es de nueve casos por cada 100 mil pacientes, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social. (IMSS)


Anualmente, se estima que 19 millones de muertes por este tipo de cáncer podrían evitarse en los próximos 40 años si se garantiza el tratamiento oportuno. Pero el papanicolau, una de las herramientas para identificarlo, puede fallar.


En entrevista con Excélsior, Leopoldo Gatica, ginecólogo y oncólogo ginecológico con experiencia en la atención integral de la salud femenina, explicó que en el Papanicolaou se toman las células del cuello de la matriz, es decir, del cérvix, y se colocan en una laminilla para ver si presentan afectaciones por el virus del papiloma humano (VPH).


Pero podría haber falsos negativos.


El 50% de las veces existe la posibilidad de equivocarse en un Papanicolaou. Hay casos en los que el estudio debería haber resultado positivo y no lo fue, así como mujeres que sí reciben tratamiento, pero cuyo estudio no arroja el resultado correcto”.


¿Qué es mejor para detectar el cáncer cervicouterino, la colposcopia o el papanicolaou?


Durante décadas, el papanicolaou (frotis de Pap) ha sido el pilar fundamental para la detección del cáncer de cuello uterino. Sin embargo, a pesar de su rol histórico, los estudios demuestran que su efectividad es limitada, detectando solo 4 de cada 10 casos de precáncer cervica, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Entre las razones que podrían arrojar falsos negativos está el valor predictivo del Papanicolau, que es muy bajo para identificar células anormales en el cuello uterino. Además, en algunos casos podría llegar a confundirse con infecciones (como hongos), masas (como pólipos uterinos) o cambios hormonales durante el embarazo o la menopausia, de acuerdo con los National Institutes of Health (NIH).
La Dirección de Evaluación de Tecnologías en Salud (CENETEC) sugiere que la prueba de ADN del VPH es la vía de detección más eficaz, con una sensibilidad del 89.9% al 94% para la detección de lesiones precancerosas.


Una recomendación que también mencionó Gatica y agregó que la colposcopía, procedimiento usado para observar el cérvix con un microscopio, es una buena opción. “Sin embargo, se necesita complementar con una biopsia”.


También enfatizó en que los métodos de detección y tratamiento en este momento tienen algunas limitantes y el problema es que las mujeres acuden a realizarse estudios cada cinco años, entonces la enfermedad las alcanza y la enfermedad progresa.


Para salvar vidas, surgieron más métodos de detección, como la prueba molecular del Virus del Papiloma Humano (VPH). Este método detecta 9 de cada 10 casos de precáncer cervical, una diferencia notable frente al Papanicolaou.


Diversas directrices, incluidas las de Estados Unidos, Australia y Europa, así como el Ministerio de Sanidad español desde 2019, recomiendan la implementación de la detección molecular del VPH como estrategia de cribado primario, conforme a un estudio disponible en Elsevier.


La razón es clara: el examen basado en la prueba molecular del VPH ofrece entre un 60% y un 70% más de protección contra el cáncer cervicouterino que el cribado citológico. Además, la prueba del VPH no solo es más sensible, sino que también es más costo-efectiva.


Un hallazgo crucial de este estudio fue que el 23% de las lesiones de alto grado detectadas mediante la prueba molecular de VPH-16 habrían pasado desapercibidas si solo se hubiera confiado en una primera lectura de células cancerígenas.


La colposcopía, por su parte, es un examen complementario esencial. No es una prueba por sí misma, sino un elemento crucial que, junto con la citología o la prueba de VPH, contribuye al diagnóstico precoz de lesiones cervicales.


Permite visualizar la lesión y obtener muestras de tejido para estudio histológico, lo que es vital para la detección temprana de factores de riesgo y lesiones que podrían malignizarse. En un estudio publicado en Medisur permitió detectar el virus del papiloma humano en más del 30% de las 297 mujeres examinadas, especialmente en edades de 26 a 45 años. Además, se identificaron 8 lesiones de alto grado que, de no ser tratadas a tiempo, podrían volverse malignas.


La colposcopía también es fundamental para el seguimiento de mujeres con diagnósticos previos de lesiones precancerosas o cancerosas, evaluando la respuesta al tratamiento y detectar recurrencias.


Si bien el papanicolaou tiene su lugar, la evidencia actual apunta a la prueba molecular del VPH como el método más efectivo. Si se siguen las recomendación de Gatica, con la colposcopia y biopsia, habrá mayor confiabilidad en las detecciones de esta enfermedad.


¿En cuánto tiempo es curable el cáncer cervicouterino?


“Si tú detectas un cáncer cervicouterino inactivo, el 100% de los casos son curables”, explicó el experto.


El gran problema del cáncer cervicouterino es que no lo detectamos a tiempo. Y esto es una gran vergüenza porque, para que se desarrolle un cáncer cervicouterino, deben pasar alrededor de 10 años”.


Las cifras son preocupantes: solamente tres de cada diez mujeres se realizan un Papanicolaou o una detección temprana. Todas las mujeres que acuden a hacerse el Papanicolaou o a recibir atención en hospitales no representan más del 30% de la población femenina mexicana, aclaró Gatica.


Estamos hablando de que aproximadamente el 45% —es decir, alrededor de 45 millones de mexicanas— nunca se realizan ningún estudio, y por eso el cáncer cervicouterino es el segundo más frecuente en este país.


En México se diagnostican anualmente 9 439 nuevos casos de cáncer cervicouterino, siendo la segunda causa de cáncer en mujeres y la tercera más común en mujeres de 15 a 44 años, de acuerdo con el CENETEC.


Si nosotros pudiéramos atender a todas las pacientes con quimioterapia y radioterapia, y las encontráramos en estadios no tan avanzados, podríamos alcanzar tasas de curación de hasta el 70%. Pero la realidad es que las detectamos en estadios clínicos avanzados y no podemos darles el tratamiento completo en nuestro país, desafortunadamente, ya que el sistema de salud está saturado”, describió Gatica, al trazar un panorama desolador.


¿El VPH es el origen común de este cáncer cervicouterino?


El virus del papiloma humano (VPH) es el causante en el 90% de los cánceres de cérvix, destacó el experto. “Sabemos muy bien la historia natural de la enfermedad y por eso podemos decir que el tiempo que tarda de que una mujer se infecte y que progrese a cáncer es alrededor de 10 años. O sea, tú tienes 10 años de posibilidad de tiempo para detectar un cáncer cervicouterino”.


El virus del papiloma humano es, sin lugar a dudas, el principal factor de riesgo y un paso necesario para la formación de casi todas las lesiones precancerosas y cancerosas del cuello uterino.


Hasta 65 años de edad, las mujeres y los hombres debemos de vacunarnos contra VPH para impedir que este cáncer siga cobrando vidas, en palabras de Gatica.
Se estima que más del 95% de los carcinomas de células escamosas (SCC), que representan alrededor del 80% de todos los cánceres cervicouterinos, son causados por genotipos de VPH de alto riesgo, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Springer.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado 12 tipos de VPH como causantes de cáncer, entre los que destacan el VPH-16 y el VPH-18, responsables del 70% de todos los SCC. La persistencia de una infección por VPH conlleva un riesgo significativamente mayor de desarrollar lesiones precancerosas y cancerosas.

La infección aguda por los tipos 16 y 18 del VPH, en particular, aumenta el riesgo de neoplasia intraepitelial cervical de grado alto entre 11 y 16.9 veces, como explican los National Institutes of Health (NIH).

Aunque el VPH es el motor principal, existen otros factores de riesgo que pueden influir en el desarrollo y progresión del cáncer cervicouterino:

Envejecimiento: es un factor de riesgo para la mayoría de los cánceres, aunque para el cáncer cervicouterino el VPH sigue siendo el más relevante.


Número elevado de partos: aumenta el riesgo, especialmente si se combina con la infección por VPH.


Consumo de tabaco: fumar se asocia con un mayor riesgo, en particular cuando hay infección por VPH.


Uso prolongado de anticonceptivos orales: también se vincula con un riesgo más alto en presencia de infección por VPH.


Sistema inmunológico debilitado (inmunodepresión): condicionada por factores como la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la inmunodepresión se ha asociado con un mayor riesgo de persistencia del VPH y progresión de la enfermedad, así como con un pronóstico más adverso.

Edad temprana en la primera relación sexual y número elevado de parejas sexuales: estos factores están relacionados con una mayor exposición al VPH.


En cuanto a los tipos de cáncer cervicouterino, además del carcinoma de células escamosas (SCC), que constituye la mayoría de los casos, el adenocarcinoma (ADC) representa aproximadamente el 20%.

Aunque la mayoría de los adenocarcinomas están relacionados con el VPH (principalmente tipos 18, 16 y 45), alrededor del 10% al 15% son independientes del VPH.

¿Cuáles son los mejores tratamientos para el cáncer cervicouterino en etapas iniciales?
De acuerdo con el experto, el mejor tratamiento para el cáncer cervicouterino es un tratamiento local. Se llama un cono cervical y consiste en eliminar las lesiones precursoras de cáncer que tardan años en desarrollarse.

También existe una pequeña cirugía llamada electrocirugía que quita todo el tumor con una sola incisión, como explicó Gatica. En un procedimiento de consultorio y ese es el tratamiento efectivo para los tumores tempranos, un cono cervical.

“Para los tumores avanzados existe una cirugía radical que se llama histerectomía radical que consiste en quitar el útero y hacer un rastreo de los ganglios linfáticos”. Una de las repercusiones de este procedimiento, según las observaciones del experto, es que las mujeres pueden caer en ciclos depresivos.

En contraste, traquelectomía, que es quitar el cérvix de una forma más avanzada.

Esta cirugía puede hacer algo que se llama es una cirugía conservadora de fertilidad y le puedes permitir a una mujer que tiene un cáncer en etapas iniciales conservar su útero y poder embarazarse”.

Con el fin de evitar estas cirugías invasivas, existe un tratamiento más avanzado para el cáncer cervicouterino se llama inmunoterapia, en la que se ayuda al sistema inmune a través de medicamentos.

El tratamiento del cáncer cervicouterino en sus etapas iniciales (generalmente definidas como estadios IA, IB y IIA de la FIGO) busca maximizar la erradicación del tumor mientras se minimizan los efectos secundarios y, en algunos casos, se preserva la fertilidad.

Las opciones varían según la extensión específica de la enfermedad, el tipo de célula, la edad de la paciente y el deseo de conservar la capacidad reproductiva.

Aquí se presentan los tratamientos más destacados para las etapas iniciales:

Conización: este procedimiento quirúrgico se utiliza para tratar precánceres del cuello uterino (neoplasia intraepitelial cervical o CIN) y ciertos tipos de cáncer invasivo en etapas muy tempranas. Puede realizarse con una cuchilla quirúrgica, un rayo láser o un alambre delgado calentado por electricidad, como explica la American Cancer Society.


Radioterapia: la radioterapia es una opción de tratamiento eficaz, especialmente para la enfermedad en estadio temprano de volumen pequeño, o cuando la cirugía no es factible o médicamente contraindicada.


Quimiorradioterapia: la quimiorradioterapia concurrente (CRT), que combina la quimioterapia (generalmente a base de cisplatino) con la radioterapia, es el estándar de atención para el cáncer cervicouterino localmente avanzado (estadios FIGO IB2 a IVA) y para estadios tempranos con factores pronósticos adversos, como la afectación de ganglios linfáticos pélvicos o los márgenes quirúrgicos positivos.
¿Cómo prevenir el cáncer cervicouterino?
En cuanto a la prevención de esta enfermedad, Gatica recomendó algunas medidas para reducir la aparición a una edad adulta y mantener una buena calidad de vida.

A partir del inicio de la vida sexual, hacerse al menos cada dos años los exámenes con el ginecólogo, el colposcopista o el ginecólogo oncólogo para la detección del cáncer cervicouterino.


Vacunarse contra el VPH. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene dosis disponibles en sus unidades médicas.


Hacer ejercicio


Mantener una dieta saludable


La lucha contra el cáncer cervicouterino es un testimonio de cómo la ciencia y la medicina avanzan para mejorar la vida de las personas. Desde la identificación temprana mediante pruebas de VPH y Papanicolaou, hasta las intervenciones quirúrgicas y los tratamientos innovadores como la quimiorradioterapia y la inmunoterapia, cada paso ofrece una oportunidad crucial para la prevención, el diagnóstico y la cura.

No solo se trata de estadísticas, sino de vidas, de familias y de comunidades que se ven afectadas por esta enfermedad.