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Ciudad de México, Con miras a comenzar su siguiente viaje por el mundo, el Buque Escuela Velero Cuauhtémoc zarpó este domingo rumbo a Acapulco, Guerrero, desde el Astillero número 1 de la Marina, en Salina Cruz, Oaxaca.
Dicho viaje internacional, que será el número 45 desde 1983, recorrerá 14 países en ocho meses y arrancará el 6 de abril desde Acapulco y llegará a Jamaica, para luego dirigirse a Cuba y, después, a Nueva York, Estados Unidos.
Tras su paso por el continente americano, zarpará rumbo a Europa, tocando puerto en países como Islandia, Francia, Escocia, Noruega, Dinamarca, Alemania, Holanda, Bélgica, Reino Unido, España y Barbados, para luego retornar a México y desembarcar en Cozumel.
Para estos ocho meses de viaje, en el ARM (Armada República Mexicana) Cuauhtémoc habrá 270 tripulantes, incluyendo los cadetes que tomarán instrucción para culminar su formación como futuros mandos de la Marina.
Entre dicha instrucción se encuentra la lectura de mapas o cartas de navegación, labores sobre la cubierta del barco y trabajos de mantenimiento por alto.
Se embarcarán entre 166 y 184 cadetes provenientes de todos los estados de la República Mexicana, quienes tienen el sueño de navegar en altamar aprendiendo no sólo de navegación con la tecnología actual, sino también con la navegación “análoga”.
Tal es el caso del teniente de corbeta, cuerpo general técnico en maquinaria naval especialista en electricidad y navegación Jhoni Uribe Urzúa, quién está por comenzar su cuarto viaje en la mar, ahora como miembro experimentado de la tripulación fija, además de seguir la tradición familiar, pues su abuelo y tíos formaron parte de esta institución.
“Al verlo como ejemplo de mi familia, como mi abuelo y tíos, también empecé con la navegación y también a trabajar en la Secretaría de Marina”, dijo a La Razón.
Aseguró que, a bordo del ARM Cuahutémoc, le llama la atención “la navegación a la vieja usanza. Anteriormente no existían tantos motores. Antes navegábamos con el viento y como personal, dominamos al viento para trasladarnos de un lugar a otro con tanta habilidad”.
Para embarcar el navío que se muestra imponente a lo lejos de la costa oaxaqueña con sus mástiles y la bandera monumental en la popa, hay que navegar en una lancha interceptora aproximadamente 20 minutos mar adentro, partiendo del Astillero número 1.
Entre la delgada división entre la mar y el cielo azul, más barcos se hacen presentes. Desde los navíos de carga de color óxido, y los buques de la Marina Armada de México de color gris.
Para abordar el ARM Cuauhtémoc hay que sortear el movimiento de la mar y afianzarse a una escalera con maderos por peldaños. Una vez a bordo, la tripulación te recibe con un “¡Bienvenido a bordo!” cálido, además de transportarse a una época distinta, donde los pisos de madera, los mástiles y las cuerdas por todo lo alto remiten a un viaje al pasado.
Como el ARM Cuauhtémoc dejó este sábado el Astillero de Marina 1, tras su mantenimiento anual, la tripulación lleva a cabo la colocación de las velas (envergadura), bajo el calor de un sol abrasador y a una temperatura de 31 grados centígrados.
Entre el pitido marinero y el olor a comida, la tarde avanzó en lo alto de los mástiles para alistar las velas; mientras tanto, un motor a diésel marino hace navegar a la tripulación del embarque.
Al cierre de esta edición, el ARM Cuauhtémoc había recorrido 80 millas náuticas, lo que equivale a más de 148 kilómetros, después de salir de Salina Cruz, Oaxaca, y faltarían 313 millas náuticas para llegar al puerto de Acapulco.