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Pekín, China. Misión: salvar las relaciones entre Estados Unidos y China, las dos superpotencias nucleares del siglo XXI, y evitar llegar a un punto de no retorno —por ejemplo, una hipotética invasión de Taiwán y la respuesta del Pentágono— que degenere en una Tercera Guerra Mundial.
Con este objetivo, el secretario de Estado de EU, Antony Blinken, se reunió este domingo con el canciller chino, Qin Gang, durante cinco horas en Pekín, en el arranque de una visita de dos días del jefe de la diplomacia estadounidense a China, la primera visita de alto rango de un dirigente de EU al gigante chino en cinco años.
Visita retrasada por la crisis del globo
Blinken llegó a Pekín cuatro meses después de lo previsto. El derribo de un supuesto globo espía chino sobre territorio estadounidense provocó en febrero pasado que se cancelara en el último momento la visita que tenía confirmada ese mismo mes.
Al término del primer encuentro, que concluyó con una cena de trabajo, el canciller chino no dudó en declarar que las relaciones entre los dos países «se encuentran en su punto más bajo desde el establecimiento de relaciones diplomáticas (en 1972, tras la histórica visita del presidente Richard Nixon a la China de Mao Zedong)”.
Qin señaló que el estado de los lazos bilaterales, que se agravaron a partir de la guerra comercial que declaró el entonces presidente Donald Trump a China, «no responde a los intereses fundamentales de los dos pueblos ni a las expectativas comunes de la comunidad internacional», recogió la cadena estatal CCTV.
El canciller chino formuló a Blinken «claras exigencias sobre los intereses esenciales y las principales preocupaciones de China, incluida la cuestión de Taiwán», sin especificar sobre las amenazas veladas del presidente Xi de recuperar la isla, aunque para ello sea necesario el recurso de las armas.
Qin declaró que «la política de China hacia EU siempre ha mantenido la continuidad y la estabilidad, y se guía fundamentalmente por los principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación» y que el país asiático tiene el compromiso de construir una relación «estable, predecible y constructiva».
“Diálogo franco y constructivo”
El canciller expresó su esperanza de que Washington «mantenga una percepción objetiva y racional de China, se mueva en la misma dirección y que maneje las eventualidades inesperadas con calma, profesionalidad y racionalidad».
«Ambas partes mantuvieron un diálogo largo, franco, profundo y constructivo sobre la relación general entre China y Estados Unidos y otros asuntos importantes relacionados», informó CCTV en un comunicado publicado en sus redes sociales.
Las dos delegaciones acordaron «fomentar la expansión de los intercambios educativos», «explorar activamente la posibilidad de aumentar los vuelos de pasajeros entre China y Estados Unidos» y «dar la bienvenida a más estudiantes, académicos y empresarios para que visiten a la otra parte».