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Ciudad de México, Todos los días se cometen 19 robos en las carreteras mexicanas en promedio y 82 por ciento de estos delitos registra algún tipo de violencia, de acuerdo con datos oficiales y de la plataforma de gestión de riesgos logísticos Overhaul.
En contraste, Janeth Chumacero, coordinadora de comunicación de la Asociación Nacional de Transportistas (ANTAC), denunció que entre 50 y 60 unidades de carga son asaltadas diariamente en México, “lo que representa un ataque cada 47 minutos”.
Aunque el número de robos ha mostrado una tendencia a la baja entre 2019 y 2024, con una disminución de 31.5 por ciento —al pasar de 11 mil 662 robos a siete mil 978—, las cifras de enero a octubre de 2025 aún reflejan una incidencia significativa. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en este periodo se denunciaron cinco mil 204 robos al transporte, equivalentes a los 19 casos diarios referidos en la investigación.
Este lunes, transportistas instalaron bloqueos en varios puntos carreteros del país para exigir mayor seguridad. A la protesta se sumaron agricultores que demandan mayores subsidios por parte del Gobierno. La unión de ambos sectores se da en un contexto en el que la delincuencia en las carreteras ha afectado de manera particular al sector alimentario de todo el país.
Los tres tipos de productos más robados en el tercer trimestre de 2025 fueron alimentos y bebidas correspondiente a un 25 por ciento, seguidos de autopartes con 12 por ciento y artículos misceláneos, con 10 por ciento, según Overhaul.
La plataforma detalla que el principal modo de operación de los delincuentes en México es la intercepción de unidades en movimiento, lo que ocurrió en el 65.4 por ciento de los casos durante el tercer trimestre de este año, bajo esta modalidad, comandos rodean a los vehículos, los persiguen y los obligan a detenerse sin ninguna protección.
El robo a unidades estacionadas es el segundo método más común, con 34.1 por ciento, y suele ocurrir en “cachimbas”, que son puestos de comida en zonas de estacionamiento ubicadas en las orillas de las carreteras o en regiones identificadas como huachicoleras.
El informe también indica que el cuarto cuadrante —que abarca las regiones centro y sureste del país— concentró el 79.3 por ciento de los robos de carga registrados en el tercer trimestre de 2025.
En ese mismo periodo, el 87 por ciento de los robos de carga se concentró en 10 entidades. Puebla y Estado de México encabezaron la incidencia con 23 y 18 por ciento, respectivamente. Guanajuato, San Luis Potosí, Michoacán, Veracruz, Jalisco, Hidalgo Tlaxcala y Nuevo León mostraron incrementos comparados con el tercer trimestre de 2024: Michoacán subió cuatro puntos porcentuales; Veracruz, tres; y Guanajuato, San Luis Potosí, Tlaxcala y Nuevo León, un punto cada uno. En tanto, Jalisco e Hidalgo disminuyeron un punto con respecto al 2024.
Como parte de los mega bloqueos convocados por la Asociación Nacional de Transportistas (ANTAC), en la avenida López Portillo, a la altura del DIF Ecatepec, Estado de México, Gabriel Sánchez, quien desde hace más de 30 años es conductor de camiones de carga, contó a La Razón que, además de las largas jornadas de trabajo, debe lidiar con la inseguridad.
“Ya no aguantamos con tanto robo que hay, sobre todo en carreteras federales, en el Arco Norte y en Puebla”, afirmó.
Después de muchos años recorriendo el país en su camión, Gabriel ha sido testigo de despojos a sus compañeros y ha vivido intentos de asalto en carne propia, por lo que lamentó que durante estos episodios no hayan contado con el apoyo de las autoridades.
“Yo he visto cómo les quitan los carros a los compañeros y se los llevan, y desgraciadamente nadie puede hacer nada. Yo he visto cómo han baleado los camiones y no hacen nada”, comentó.
Compartió que en tres ocasiones grupos criminales intentaron robarle su unidad. Estos delincuentes, dijo, cierran el paso en carreteras o simulan accidentes para obligarlos a detenerse.
En un intento de atraco mediante un bloqueo, explicó Gabriel, las opciones se reducen a aceptar el robo o embestir a los vehículos que obstruyen el paso.
Ante ese tipo de situaciones, los conductores quedan en una posición límite, pues los criminales utilizan tractocamiones robados para bloquear su paso en carretera. “Con los mismos tractocamiones que se roban, con esos nos cierran el paso y hacen que te detengas”, dijo.
“Yo le llegué a echar el carro encima a las camionetas para sacarlas de la carretera. Era su vida o la mía; no voy a dejarme robar. Si ya van ellos con todo, uno también tiene que ir con todo y tratar de defenderse uno mismo”, relató.
El chofer reprochó que las empresas para las que trabajan los transportistas priorizan las mercancías por encima de la seguridad de los operadores, pues tiene compañeros que han desaparecido tras un atraco, situación ante la cual las empresas suelen deslindarse.
“Hay personas que ya no regresaron a sus familias; van con las empresas, ya encontraron el camión, pero al operador no lo han encontrado y, desgraciadamente, dos o tres días después hay una nota roja que dice que ya aparecieron muertos”, señaló Sánchez.
Algunos de los lugares más peligrosos para transitar, de acuerdo con el testimonio de Gabriel Sánchez, son la carretera Arco Norte, en Puebla, y las ciudades de Celaya y Guanajuato.
“Es donde está lo más pesado ahorita”, sostuvo al denunciar que: “Ahí llegan, te bajan de la unidad; se atraviesan en la carretera y hacen que te pares, simulando que hay un accidente. A veces te suben a un carro y te llevan. Hay veces que te sueltan, hay veces que no regresan las personas a sus casas”.
Aunque las cifras oficiales muestran una tendencia a la baja, para Gabriel Sánchez esta crisis se ha agravado en los últimos años. Aunque ya existía presencia del crimen organizado en las carreteras, los conflictos entre estos grupos han incrementado los asaltos a transportistas de manera gradual, dijo.
Por ello, el conductor pidió que las autoridades federales atiendan la situación de inseguridad en las vías terrestres de forma urgente porque: “ante este panorama de inseguridad, ser transportista se ha convertido en un sinónimo de ser presa del crimen organizado”.
