Por: Servicios AINI


Ciudad de México, Mayo 27.- Todos hemos tenido algún momento de “¡Ajá!”, cuando la solución a un problema se te hace obvia. En las caricaturas ese sentimiento “Eureka” suele representarse con una bombilla de luz que flota sobre la cabeza del personaje, lo que no está muy lejos de lo que en realidad sucede en el cerebro en esos momentos.


Los investigadores revelaron que las epifanías modifican físicamente la forma de la actividad cerebral. Y más aún, descubrieron que recordamos las epifanías mejor que las soluciones a las que llegamos siendo más metódicos. Los resultados del estudio podrían tener importantes implicaciones en la forma de enseñar en las aulas.


“Si tienes un momento de ‘¡Ajá!’ mientras aprendes algo, tu memoria casi se duplica”, declaró Roberto Cabeza, profesor de psicología y neurociencias en la Universidad Duke. “Hay pocos efectos de memoria tan potentes como este”.

Cabeza es el autor principal de un estudio publicado este mes en Nature Communications. Mientras los participantes del estudio resolvían acertijos, él y sus colegas registraban la actividad cerebral de los participantes con imágenes funcionales de resonancia magnética, técnica que mide los cambios en el flujo sanguíneo relacionados con la actividad cerebral. Los acertijos eran visuales, y revelan una imagen que estaba oculta hasta que los participantes la completaban.


Comprensión súbita y memoria


Aunque la actividad pueda parecer infantil, este pequeño descubrimiento “produce el mismo tipo de características que ocurren en eventos de mayor importancia”, explicó Cabeza. Cuando los participantes pensaban haber resuelto el acertijo el equipo les pregunta qué tan seguros estaban de la solución y si habían llegado a ella de repente (como en un momento “¡Ajá!”) o si la habían buscado razonando con intención.


En general, notaron que los participantes que informaban haberse dado cuenta de la solución repentinamente recordaban las soluciones bastante mejor que quienes no lo habían hecho así, y cuanto más seguros estaban de haberla hallado, tanto mayor era la probabilidad de que la recordaran todavía al haber pasado cinco días desde ese momento.


Las imágenes funcionales de la resonancia magnética revelaban que esos momentos de epifanía daban lugar a una explosión de actividad en el hipocampo, una parte del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria. Los momentos de mayor comprensión súbita, causaban mayores estallidos de actividad.


Cuando los participantes resolvían el acertijo y por fin reconocían el objeto secreto, los investigadores notaban también que había cambio en la dinámica de disparadores de neuronas, en especial en las regiones de la corteza ventral occipito-temporal, que tiene que ver con el reconocimiento de patrones visuales. De manera similar, cuanto más potente era el momento de comprensión súbita, tanto mayores eran los cambios registrados.


“Durante esos momentos de comprensión súbita el cerebro reorganiza la forma en que ve la imagen”, dijo Maxi Becker, primer autor del estudio y neurocientífico cognitivo en la Universidad Humboldt. Además, los investigadores vincularon las epifanías más potentes con una mayor conectividad entre esas partes del cerebro. “Las diferentes regiones se comunican entre sí con mayor eficiencia”, dijo Cabeza.


“Los entornos de aprendizaje que animan a la comprensión súbita pueden mejorar la memoria a largo plazo y la comprensión”, escribieron los investigadores en su declaración. Si bien en este estudio el equipo tomó imágenes de la actividad cerebral antes y después del momento “¡Ajá!” de los participantes, en el futuro esperan investigar qué es lo que sucede en el mientras tanto, cuando se produce la verdadera magia.