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Estambul, Turquía, Los temas de las apuestas ilegales se han convertido en tendencia durante las últimas semanas en el mundo deportivo, pero ahora el foco de atención está en el futbol turco que atraviesa una de sus mayores crisis luego de que las autoridades de aquel país confirmaron el arresto de ocho personas.
Dentro de los detenidos se encuentra Murat Ozkaya, presidente del club Eyupspor, mientras que la Federación Turca de Futbol (TFF) suspendió a 1,024 futbolistas mientras se desarrollan investigaciones disciplinarias por el tema de las apuestas donde podrían estar involucrados donde hay 27 nombres de jugadores pertenecientes a equipos de la primera división que han sido remitidos a la Comité Disciplinario del Fútbol Profesional (PFDK).
Uno de los casos que más ha llamado la atención es el de Eren Elmali, defensa del Galatasaray y miembro de la selección nacional. El jugador se ha defendido señalando que su suspensión se basa en una investigación que realizó hace cinco años y donde él colocó el movimiento en un equipo ajeno. Agregó que desde ese momento no ha vuelto a participar en una actividad relacionada por lo que espera su asunto se resuelva pronto.
Por su parte, el Galatasaray informó que “mantendrá el seguimiento del caso hasta que concluyan las pesquisas”.

A su vez, el Besiktas, uno de los clubes más importantes de Turquía, también emitió un comunicado por sus dos jugadores bajo investigación y los respaldó al señalar que tiene “plena confianza” en su inocencia.
El escándalo salió a la luz a finales de octubre, cuando la TFF reveló que 371 de los 571 árbitros activos en sus ligas profesionales poseían cuentas de apuestas, y 152 de ellos habían apostado recientemente con uno de los silbantes realizando 18 mil apuestas.
La investigación ha llevado a que los partidos de la tercera y cuarta división se pospongan por dos semanas, mientras que en las dos primeras divisiones no habrá modificaciones respecto al calendario establecido.
La TFF ha solicitado a la FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, una prórroga de 15 días, además del cierre del mercado de fichajes de invierno, para que los clubes puedan cubrir las bajas en sus plantillas.
El presidente de la Federación Turca, Ibrahim Haciosmanoglu, calificó la situación como una auténtica “crisis moral del futbol turco”, que pone en entredicho la integridad del deporte en el país dado que no solo estaban involucrados árbitros y jugadores de las divisiones inferiores, sino que también había siete árbitros y 15 asistentes de las dos primeras divisiones.
