Por: Servicios AINI


Ciudad de México, Marzo 27.- Este domingo, la Arquidiócesis Primada de México reflexionó sobre la urgencia de poner un alto a la violencia intrafamiliar y la descomposición del tejido social.

Desde el editorial del semanario Desde la Fe, la iglesia católica alertó que para 7 de cada 10 mujeres, su hogar es más bien un «campo de guerra» en el que muchas de ellas pierden la vida a manos de su pareja luego de sufrir brutales golpizas y abusos de toda índole.

La preocupación de la jerarquía católica por construir entre todos la paz resaltó que de cada 10 menores, sólo 3 de ellos son educados en un entorno libre de violencia; lo cual quiere decir que el 70% de los niños en México viven bajo algún tipo de violencia física, psicológica o simbólica, según datos del Instituto Nacional de Salud Pública y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

A partir de las dolorosas estadísticas, la arquidiócesis reconoció que la violencia intrafamiliar es un fenómeno sumamente complejo que demanda atención en diversos enfoques y disciplinas, además de un conjunto de órganos sociales, políticos y religiosos.

Resulta alarmante el número de mujeres que son golpeadas dentro del hogar. Son ellas las principales víctimas de violencia intrafamiliar con el 70.7% de los casos, según datos del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia. En efecto, para muchas mujeres, el hogar es más bien un campo de guerra donde sufren graves heridas de toda índole, donde es más fácil cometer suicidio como aparente salida ante su dolor, y donde lamentablemente algunas encuentran la muerte como consecuencia de las brutales golpizas que les propinan sus parejas» subrayó la publicaicón religiosa.

El editorial apuntó que una de las formas de contribuir a bajar la violencia en los hogares es cultivar el respeto entre todos los miembros de la familia, el amor, el diálogo y la reconciliación cuando surja un conflicto.

También, el denunciar a las personas y situaciones que ponen en riesgo a nuestras familias.

Adicionalmente, la iglesia católica sugirió replantear la educación y exigir una impartición de justicia que se haga cargo de la custodia de los derechos humanos y la atención subsidiaria y solidaria a las víctimas.

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