Por: Vicky Barrios


Iguala, Guerrero, Febrero 16.- La violencia que se vive en el municipio, el estado y país, nos debe obligar como creyentes y convencidos de la fe a seguir los pasos de Jesús, hacer un llamado a la conciencia de las personas que no tienen amor en su corazón, pero también de nosotros mismos, dijo Víctor Manuel Aguilar, párroco de la iglesia del «Señor de Las Maravillas».

“En estos tiempos de incertidumbre y dolor, aprovechemos esta Cuaresma para acercarnos más a Dios, es necesario que como creyentes vivamos realmente nuestra fe, se nos invita al ayuno, oración, la penitencia, conversión personal y a la caridad”.

El religiosos dijo que los que se quejan de la violencia, no sólo deben quejarse sino ser pacificadores y transmitir la paz de Cristo, “y no desanimarnos, por el contrario, unirnos los más que podamos para orar por la paz del mundo y de nuestras familias”.

El párrafo añadió: está claro, donde no está Dios surgen mayores problemas, principalmente en las familias, hermanos que no se hablan, que pelean por cosas materiales, padres e hijos que no se respetan, padres que se desobligan de sus niños y que creen que con solo darles para comer y vestir es suficiente, no les dan tiempo ni atención y no cultivan los valores.

Aguilar aseguró que es urgente que las familias vuelvan a ser familias y le dediquen tiempo a Dios, y dejen que él sea el centro de la vida, “cuanto más nos alejemos de Dios más incertidumbre habrá en los corazones”, dijo el párroco.

“Son tiempos difíciles, guerras entre países, entre familias, pareciera que es una guerra de todos contra todos, y eso es principalmente por la falta de valores, debemos ser obedientes a los mandamientos de Dios”.

Finalmente, dijo el sacerdote que no está todo perdido, hay una luz en el horizonte, “como creyentes debemos hacer penitencia, confesarnos, comulgar, hacer oración en familia, reconciliarnos y aceptar a nuestros hermanos con sus defectos y virtudes. Nadie debe ser generador de rencillas o venganzas, porque al final de nuestras vidas solo Dios nos podrá juzgar por lo bueno y malo que hayamos hecho”.

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