Servicios AINI
Estados Unidos, Mayo 27.- La batalla por el controvertido proyecto de ley fiscal del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha expuesto grietas en el Partido Republicano. Senadores clave, autodenominados “halcones fiscales”, han lanzado una advertencia directa al presidente: si no se compromete a recortar el gasto público y reducir el déficit presupuestario, bloquearán la legislación, conocida por Trump como su “gran y hermoso proyecto de ley”.
La iniciativa, que busca extender los recortes impositivos aprobados en 2017 a costa de recortes sociales de un billón de dólares, ya fue aprobada en la Cámara de Representantes por un sólo voto de diferencia. Sin embargo, su destino en el Senado se ve incierto ante la resistencia de legisladores de su propio partido.
El Dato: La combinación de exigencias fiscales internas, discrepancias entre cámaras y amenaza de descontento entre sus bases coloca a Trump en una encrucijada legislativa.
El senador Ron Johnson, republicano por Wisconsin y figura destacada del movimiento Tea Party, señaló que hay suficientes votos para frenar el avance del proyecto si no se realizan cambios sustanciales. “El presidente debe tomarse en serio el déficit y el gasto. Si no lo hace, no habrá ley”, afirmó, ayer, en el programa State of the Union de CNN.
Johnson elevó el tono con una crítica poco común hacia Trump: “Estamos hipotecando el futuro de nuestros hijos. Está mal. Es inmoral”.
Rand Paul, senador por Kentucky y otra figura prominente del Tea Party, calificó los recortes del plan como “débiles y anémicos” y advirtió que “explotarían la deuda”, desacreditó la propuesta como una solución seria al problema fiscal.
Confrontación política. El componente más polémico del proyecto es la reducción de prestaciones sociales, en particular los recortes a Medicaid y al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP). Según la CBO, al menos 8 millones de personas podrían perder el acceso a servicios médicos, encendiendo alarmas incluso entre republicanos moderados.
Entre ellos se encuentra Josh Hawley, senador por Missouri, quien advirtió que “recortar el seguro de salud para los trabajadores pobres” sería “políticamente suicida”. Esta postura encuentra eco en las bases del movimiento Maga, muchas de cuyas familias se beneficiarían de Medicaid, como lo recordó Steve Bannon, exestratega jefe de la Casa Blanca.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ha intentado calmar las aguas. En declaraciones a Face the Nation de CBS, instó al Senado a realizar “las menores modificaciones posibles”, con el argumento de que su bancada republicana es “muy delicada y diversa”. Pero los senadores fiscales no parecen dispuestos a ceder, y los cambios propuestos en el Senado requerirían de nuevo la aprobación de la Cámara.
Presión pública. En un esfuerzo por justificar los recortes, el presidente de la Cámara alegó que 1.4 millones de los beneficiarios de Medicaid eran “inmigrantes ilegales” y que otros 4.8 millones eran personas sanas que “engañaban al sistema”. Sin embargo, estas afirmaciones fueron desmentidas por FactCheck.org, que aclaró que los inmigrantes indocumentados no pueden acceder al programa federal, sólo para emergencias.
La presión para frenar el gasto y contener la deuda es real dentro del Senado republicano. Pero el camino elegido por Trump para lograrlo, recortes a programas sociales esenciales, ha encendido una pugna política de alto riesgo. Los demócratas han adelantado que votarán en contra de la iniciativa de forma unánime.
En juego también está el capital político de Trump, quien ha centrado su segunda administración en mantener las promesas económicas de la primera.