Por: Netza Albarrán Razo
El reciente intento de asesinato del expresidente Donald Trump ha vuelto a poner sobre la mesa una cuestión que Estados Unidos lleva arrastrando desde hace décadas: el control de armas. La facilidad con la que un joven de 20 años pudo acceder a un arma y atentar contra la vida de un exmandatario es solo la punta del iceberg de una problemática que ha costado innumerables vidas y constantes tragedias en Estados Unidos, las más sonadas cuando son en escuelas y estudiantes pierden la vida a manos de sus compañeros.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha alzado la voz con razón, instando a Estados Unidos a implementar medidas más estrictas para la venta de armas. Durante su mañanera, AMLO dijo que en su gobierno se han decomisado cerca de 50 mil armas, de las cuales el 75% aproximadamente provienen de contrabando de Estados Unidos, principalmente de Texas. Este flujo incontrolado de armas no solo alimenta la violencia en México, sino que también facilita el acceso de grupos delictivos que utilizan estas herramientas de destrucción para sembrar el terror y la muerte.
La facilidad con la que se pueden adquirir armas en Estados Unidos es una problemática que debe ser abordada con urgencia. En muchos estados, es posible comprar un arma en un supermercado, sin mayores verificaciones sobre la capacidad emocional y mental del comprador. Este descontrol pone en riesgo a la población estadounidense y tiene consecuencias trágicas en países vecinos como México.
Regular la venta de armas no es una cuestión de limitar derechos, sino de proteger vidas. Es fundamental establecer procesos de venta que garanticen que quienes adquieran un arma tengan la capacidad emocional y mental para portarla. Esto incluye evaluaciones psicológicas rigurosas, antecedentes penales limpios y un entrenamiento adecuado en el uso responsable de armas de fuego.
Las constantes tragedias que vemos en Estados Unidos, desde tiroteos en escuelas hasta atentados contra figuras públicas, podrían ser mitigadas con una regulación adecuada. La Segunda Enmienda, que protege el derecho a portar armas, no debería ser una excusa para permitir que cualquier persona tenga acceso a herramientas que pueden quitar vidas en un instante.
Además, un control más estricto en la venta de armas dificultaría el acceso de grupos delictivos en México, reduciendo la violencia y protegiendo a la sociedad mexicana. Las armas de fuego que entran de contrabando desde Estados Unidos fortalecen a los cárteles y grupos criminales, que utilizan estos recursos para extorsionar, secuestrar y asesinar a ciudadanos.
La propuesta de López Obrador de que los contendientes por la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump y Joe Biden, firmen un compromiso de regular la venta de armas suena bien, aunque en la realidad el simple hecho de mencionarlo les podría costar una gran cantidad de votos, recordando que millones de estadounidenses no quieren regular la venta de armas porque sienten que es un atentado contra sus derechos, por eso es que el último llamado de López Obrador de atender las causas de la crisis social de Estados Unidos podría ser el primer paso.