¿Qué tan grande es su huella de carbono? – Don Chimino
Por: J. David Flores Botello
¿QUÉ TAN GRANDE ES SU HUELLA DE CARBONO?.- En los últimos años, la crisis climática se ha convertido en uno de los problemas más apremiantes que enfrenta nuestra sociedad. El cambio climático, provocado en gran medida por lo que los humanos hacemos y dejamos de hacer, está teniendo impactos devastadores en nuestro planeta, desde fenómenos meteorológicos extremos hasta la pérdida de biodiversidad debido a la urbanización y a la caza inconsciente, entre otras causas. Es fundamental que tomemos medidas urgentes para abordar este desafío y proteger nuestro hogar común llamado planeta Tierra. El aumento de las temperaturas globales está dando lugar a fenómenos climáticos cada vez más extremos, como olas de calor, sequías, inundaciones y huracanes más intensos (Otis es un ejemplo). Estos eventos afectan a todo el mundo, más a los vulnerables: También amenazan la seguridad alimentaria, la salud pública y la estabilidad económica. Además, la crisis climática está exacerbando la variedad de seres vivos, poniendo en peligro a miles de especies y ecosistemas en todo el mundo. La deforestación, la contaminación y la degradación del suelo están causando estragos en la flora y fauna de nuestro planeta, lo que a su vez tiene impactos negativos en nuestra propia calidad de vida. Para paliar los efectos del cambio climático y proteger nuestro medio ambiente, es crucial que actuemos a nivel individual, comunitario y global. La transición hacia una economía más sostenible y respetuosa con el medio ambiente es esencial. Esto incluye la adopción de energías renovables, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la promoción de prácticas agrícolas y empresariales responsables. Los gobiernos, las empresas, las organizaciones de todo tipo y la sociedad civil deben colaborar para abordar la crisis climática de manera integral. Es necesario establecer políticas y regulaciones que fomenten la protección de la naturaleza, así como promover la educación ambiental y la concienciación pública sobre la importancia de proteger nuestro planeta para las generaciones futuras. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la lucha contra el cambio climático. Desde reducir nuestra huella de carbono (usando menos el auto, reutilizar-reciclar, utilizar menos corriente eléctrica, consumir alimentos locales y de temporada, comer menos carne, usar transporte público, etc.), apoyar iniciativas locales y globales para la mitigación y adaptación al cambio climático. Nuestras acciones individuales, disminuyendo nuestra huella de carbono, pueden marcar la diferencia. La crisis climática es un desafío urgente que requiere una respuesta colectiva y decidida. Solo a través de un esfuerzo conjunto y coordinado podemos proteger nuestro planeta y asegurar un futuro sostenible para todos. A todo esto: ¿qué tan grande es su huella de carbono?
DON CHIMINO.- Apenas no tarda nos juntamos un sábado yo y mis compas Vitorio, Chón y Javi en su cantón de Flor, allá por la coloña Luis Quintero. A mi me avisaron el jueves anterior que mi comadre Salomé iría a un beibi chágüer el sábado y que le daba permiso a mi compa Vitorio pa que se reuniera con nosotros y, como dende diciembe no se ´bía juntado con nosotros más me animé a ir con mis compadres y grandes amigos. La cita era a las 3 de la tarde, yo de por sí sé ser puntual y sí viera querido serlo ese día pero no contaba con que a mi Forcito se le desinfló una llanta. Me dí cuenta cuando mero ya me iba a ir. Pensé que para más rápido inflaría la llanta con mi bomba de aire pa´ bicicleta. Sin más pensar eché manos a la bomba y después de 15 minutos me comenzaron a arder las manos y la llanta nomás nones que subía, tonces, pa no chingarme más mis manos que ya amenazaban con ampollarse, saqué el gato, mi llave de cruz, la llanta de refatción y me puse a hacer talacha. Me llevé otros 20 minutos lo menos y me tuve que ir a cambiar el pantalón de color beis que llevaba puesto porque cuando agarré la llanta inflada pa empotrarla, me ayudé con la dorrilla y se manchó de polvo viejo como de ollín. Cuando me lo sacudí el polvo no solo no se quitó sino que la mancha se hizo más grande. Ni modos, no pude llegar temprano, onde que pasé por unas lleves frías al otso, ya llegué cercas de las 4 y miré que taba Javi parado con la puerta abierta de su cantón de Flor, con una bolsa de chicharrón en la mano. Me dijo que él llegó puntual a las tres, que tuvo toque y toque la puerta y que Flor no le abría, que le llamó a su celular y le contestó que jue a comprar los pollos pero que taba la cola larga. Que llegó casi media hora más tarde pa volverse a ir porque una señora le taba haciendo unas tortillas de mano y que iba por ellas, que si quería se pasara pa´dentro, pero, Javi prefirió esperarlo. Yo, la verdá llevaba un chingo de ganas de echarme una cheve bien helodia, le dije a Javi que si quería una y me dijo, que clarín que sí. Cuando se la dí, sacó su llavero y pensé que llevaba destapador pero no, con una llave se puso a abrirla y yo, me acordé que esas cervezas son de rosca, y sí, más tardé en abrirla que echarme un trago largo sintiendo cómo lo frío recorría dende mi gañote hasta mi estógamo. ¡Aaaah! ¡Qué sabrosa es la cheve bien helada!. El chicharrón que llevaba Javi olía sabroso, miré que tenía carnita pegada. Quise pedirle un cacho pero me dio pena porque mis manos anque las lavé con fá se miraban medias mugrientas, taban limpias pero asina de manchadas pensaría que las llevaba sucias y mejor me aguante. Tan siquiera Flor no tardó mucho y casi luego nos metimos pa´dentro. Los últimos en llegar jueron Vitorio en su vochito de Chón, dijieron que ´bían ido a dejar a sus viejas a la fiesta, Chón llevaba en su mano una botella de mezcal de Güajaca que asegún mercó allá. Yo, me serví un caballito, lo olí, me eché un poco en el brazo, lo embarré, lo orié y lo olí, lo volví a oler y sí, sí tenía olor a maguey cosido, pero muy suave. Le di un sorbo, lo dejé en mi boca casi enjaguándomela y me lo tragué pa´dentro. Chón no me perdía de vista a ver como reatcionaba con su mezcal. Le dije que taba güeno, pero que no sabía al mezcal de Guerrero, que taba un poco suave y algo acidón. Tonces, me acordé que yo traiba media botella en mi Forcito y jui por ella. Les di a probar y todos estuvieron de acuerdo que el que yo llevaba taba más mejor. Flor sacó una botella de güisqui ya empezada, yelos, agua mineral y ellos cuatro se sirvieron su copa sin hacerle tanto caso a las cervezas. En lo que ellos paticaban, yo los oyía apurado echándome unos tacos de chicharrón con salsa de la roja y de la verde de la que les dieron con los pollos. Eso sí, a l´hora de comer pollo, tragábamos como si no viéramos comido en 1 semana, chupamos hasta los güesitos. Tocante a las cervezas nomás me tomé tres, se acabaron y nadien compró más. Como no me gusta el güisqui le llamé a un amigo mío que maneja un tatsi, le pedí me llavara un sits del otso. En quince minutos llegó, me quedé con una, metí dos al congelador y las otras 3 al refrigerador. Después de comer se soltó la paticadera, todos bla bla bla y, cuando apenas llevaba yo seis cheves y tres mezcales entre pecho y espalda, se paró Vitorio, dijo que ya lo taba llamando mi comadre. Se sirvió una copa bien cargada y se la tomó casi de tún tún. Chón dijo que tambor él se iba, porque le taba llamando mi comadre Choforita. Javi dijo que él llegó temprano porque tambor de retiraría temprano. Despues de tomarnos una selfi los tres se despidieron. Flor los jue a dejar hasta la puerta, cuando regresó, me dijo que tambor él tenía un compromiso, que lo dispensara esa vez. ¡Aray! Le dije. Apenas me taba sintiendo a todas márgaras y todos corrieron. Le dije: “pérame tantito, nomás me tomo la del estribo”. Como lo vi apurado, me apuré a terminármela. Agarré mi botella de mezcal y me jui pa mi cantón medio encabronado por sacatones todos, eran apenas las 8 de la noche. Yo casi toy seguro que ellos ya taban de acuerdo que irían solo un rato y yo me quedé medio picado. Ya en casa, me chupé otros dos mezquites y me jui a jetear. Ínchis uleros que me dejaron picado y… ¡híjoles! Ora sí me rete colgué, áhi nos pa l´otra, graciotas.