Por: Leoncio Castrejón Salgado

El martes, el rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), Javier Saldaña Almazán, en conferencia de prensa anunció que, en la máxima casa de estudios operan bandas de estafadores en diferentes áreas y niveles del quehacer universitario.


De acuerdo con la información vertida por el rector y el área jurídica de la Universidad, los ilícitos son cometidos por personas externas a la UAGro y en contubernio desde luego, con trabajadores de la propia Universidad incluidos algunos exfuncionarios universitarios.


Lo relevante de la información en la conferencia de prensa es que se amplía y se da a conocer un importante número de casos de corrupción en las diferentes escuelas de nivel medio superior, superior y posgrado, sin escapar en las unidades administrativas.
Bien por el Dr. Javier Saldaña que da indicios de pretender ir en serio y con todo, evidenciar corrupción en áreas más concurridas y sensibles de la UAGro, como es el área de la salud, en el área de la administración escolar, escuelas y facultades.
A decir del rector en la conferencia de prensa, el interés y determinación de volver a ser rector por tercera ocasión fue para completar la consolidación académica y combatir la corrupción que ya había detectado antes de concluir su segundo periodo como rector. Entre otros objetivos prioritarios.
Algunos personajes políticos universitarios y ajenos a la Universidad, cuando Javier Saldaña Almazán anunció sus intenciones de participar en la contienda por tercera vez a la rectoría, estos, unieron esfuerzos y cerraron filas para descalificar el probable regreso a la rectoría de Javier Saldaña.
Sin duda que ya sabían a lo que venía el líder universitario.
No olvidar que Saldaña Almazán ya había mandado mensajes de irregularidades como aquel día 30 de diciembre de 2023, en el marco del 63 aniversario de los caídos en el movimiento estudiantil-popular de 1960, donde anunciaba que se habían identificado a más 600 trabajadores que recibían pagos duplicados. También anunció que había dado de baja a 300 becarios que cobraban sin existir.
Aseguró que la UAGro había iniciado una revisión para identificar a empleados universitarios que ocupan de dos a cuatro plazas, y que estos casos serían remitidos a la Contraloría del Gobierno del Estado y a la Contraloría del Congreso para su investigación correspondiente.
En cuanto a los pagos duplicados, advirtió que se debían corregir, de lo contrario sentenció que se tomarían medidas más drásticas: “o lo corrigen los de nóminas o los cambiamos”.
El martes pasado, el rector fue contundente, empezar a “limpiar la casa”. Buen inicio y buenas intenciones. Sin embargo, el proceso requiere que se acompañe de otro elemento imprescindible llamado impunidad.
Se requiere que no solo se quede en la denuncia, sino que se proceda por oficio la investigación y sanción correspondiente. La comunidad universitaria conoce de muchos casos que no necesariamente se van a denunciar, las razones son más que obvias.
Cierto que la iniciativa del rector en turno no será fácil o cómoda, pero es necesaria, los tiempos lo requieren y la sociedad lo exige, no hay que olvidar que a la UAGro está sujeta a la revisión del manejo, aplicación y transparencia de los recursos que le etiqueta la Cámara de Diputados Federal y cámara local, también la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
La UAGro hace pocos años entró a la cultura de la rendición de cuentas, y en adelante será la tónica. Por ello, combatir la corrupción en sus diferentes áreas, niveles y modalidades o variantes, deberá ser prioritario para la máxima casa de estudios y no dejar a mitad del camino los procesos ante la justicia civil, antes, agotar las instancias sancionadoras de la propia Universidad.
Mientras tanto… ¡¡Que tenga usted un excelente fin de semana!

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