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Kiev, Ucrania. Un ataque ruso contra la localidad de Pokrovsk y sus alrededores dejó al menos once muertos, entre ellos cinco niños, ayer en el este de Ucrania, en medio de una escalada de bombardeos.
El número de ataques con saldos elevados se multiplican desde finales de diciembre en Ucrania y Rusia, y son señal de un aumento de la violencia en un conflicto que ajusta dos años y cuyo frente se mantiene prácticamente inalterado.
«Los rusos atacaron la región con misiles S-300, matando a once personas e hiriendo a otras ocho”, dijo en Telegram Vadim Filashkin, gobernador de la región de Donetsk, precisando que el ataque “principal se produjo en Pokrovsk y Rivné, de la ciudad de Myrnohrad”.
Añadió que el ataque dañó seis casas en Pokrovsk, situada a unos cincuenta kilómetros del frente, y una en Rivné, donde se alojaba una familia de seis personas.
Según los servicios de emergencia, seis personas, entre ellas dos niños, podrían encontrarse bajo los escombros de dos edificios afectados.
«Los rusos simplemente atacaron edificios residenciales corrientes, casas privadas”, denunció el presidente Volodímir Zelenski, asegurando que ningún ataque ruso “quedará sin consecuencias”.
En otras partes de Ucrania, un adulto y dos niños resultaron heridos en bombardeos en la región de Jersón, en el sur; una persona murió en Toretsk, cerca de Bajmut y otra murió y dos resultaron heridas en Nikopol, en el sur, según las autoridades regionales respectivas.
En los territorios ocupados por Rusia, dos personas murieron por los bombardeos ucranianos en Makiivka y Górlovka, en el este, en un ataque que también dejó varios heridos, informaron las autoridades locales instaladas por Moscú.
Rusia también afirmó que derribó cuatro misiles ucranianos que apuntaban a Crimea, península anexada en 2014 y que es regularmente blanco de ataques de las fuerzas de Kiev. También dijo que destruyó seis misiles navales ucranianos Neptuno sobre el mar Negro.