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Estados Unidos. La gestión de Joe Biden ve un inminente cierre de Gobierno ante el persistente bloqueo republicano y advierte a trabajadores del Estado del riesgo económico sin un acuerdo a más tardar mañana, mientras los conservadores elevan los choques internos y parecen más interesados en el posible juicio contra el jefe del Ejecutivo.


En otro intento por presionar al ala radical en el Congreso que intenta apretar más el gasto anual, Washington notificó a millones de empleados de agencias, incluyendo sus tropas, y varios departamentos que sus pagos podrían atrasarse.


Sin embargo, no precisa plazos, según el diario Washington Post al visibilizar esta amenaza y mostrar el desafío operativo con cuentas acumuladas, la paralización de vuelos y posibles despidos.


Y los demócratas en el Senado se sumaron a la presión contra el grupo de Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes, quien aboga que aún hay tiempo, pero éste dijo que no respaldarán el plan bipartidista —o resolución continua—. Incluso, planea otra opción, ante su negativa a mantener el respaldo continuo a Ucrania y prevé presentar hoy una ley de financiación a corto plazo, reflejando la urgencia de impedir el debilitamiento al país.


El conservador rebajó la pugna a contrarreloj al advertir que la única vía para salir del bache es que el mandatario intervenga, tras pedirle atender la reducción de deuda, en torno a una crisis a largo plazo, ante su posible reelección.


No obstante, el Ejecutivo no dio señales para ello, por el contrario se lanzó contra los radicales e integrantes de MAGA —Make America Great Again—.


“Hay un grupo de extremistas en la Cámara de Representantes que preferiría cerrar el gobierno antes de cumplir con ese acuerdo”, criticó en referencia a una negociación previa y revivió las advertencias de una amenaza a la democracia y a la Constitución, como en las elecciones intermedias del año pasado.


Y agregó, de acuerdo con un comunicado de la Casa Blanca, que éstos insisten en intimidar para lograr sus objetivos personales, por lo que asestó: “La democracia no es una cuestión bipartidista”.


Pero ni esa afrenta aceleró los trabajos en el Capitolio. Aunque los demócratas plantearon ampliar las negociaciones, la oposición sigue firme en mejorar el gasto en prioridades como la seguridad fronteriza y retirar o rebajar la ayuda a Kiev, lo que avecina el cierre, que no ocurre desde 2018 con Donald Trump.


Al respecto, los demócratas no desisten y trataron de forzar a la Cámara a ceder en la negociación al votar ayer su alternativa conjunta, pero sin ejercer presión alguna a los rivales, que también luchan entre sí.


Medios locales dieron cuenta de cada vez más amagos de republicanos de destituir a McCarthy, pues en su primer año para sacar un financiamiento no ha hecho valer su mayoría, con un carácter “patético”, según declaraciones del legislador Matt Gaetz.


En tanto, el Comité de Supervisión escuchó testimonios sobre los presuntos actos de corrupción de Biden y su familia en una audiencia que la prensa resumió como “incómoda”.

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