(Última parte)

Por: Álvaro Venegas Sánchez

Quiero entender que a Illades, no fue el afán de criticar quien lo llevó a escribir De la social a Morena. Habría sido, creo, el propósito de reconocer a organizaciones, movimientos, partidos políticos y los personajes con liderazgo, vinculados y comprometidos con la lucha social y con altura de miras que, a pesar de diferencias, habiendo fracasado el proyecto condensado en el PRD, encausaron esfuerzos para construir una nueva organización social y política; no para conquistar el poder y proseguir reproduciendo el esquema de siempre, sino para cambiar el régimen. Es mi interpretación personal.

De allí la alusión a las corrientes de la izquierda en la historia de México y la relación con ellas en la “época romántica”, “la violencia aventurera” “en los años de plomo”, del movimiento estudiantil, y la guerrilla urbana y rural como expresiones genuinas de búsqueda de soluciones y salidas políticas y económicas. La concepción y publicación del libro coincide con los tiempos en que Andrés Manuel López Obrador se distancia y abandona al PRD y emprende la tarea de llamar a la conformación de una asociación política. Los que se enteraron y los que participaron en la construcción de este nuevo proyecto, recordarán que los avatares de tal esfuerzo culminaron en la constitución del Partido Movimiento de Regeneración Nacional.

Desde el principio, la premisa de Morena, sobre todo del líder visible y constructor, consistió en explicar a la gente que la corrupción es la causa fundamental de la desigualdad social, denunciar a los servidores públicos corruptos y posesionar en el imaginario colectivo de la mayoría ocho palabras despreciables para la minoría acostumbrada a vivir con privilegios a costa del erario: Por el bien de todos primero los pobres. Por tanto, el autor del texto, así como pondera los aportes de aquellos que buscaron contener y cambiar el estado de cosas mediante tácticas que consideraron necesarias, justificadas incluso por necesidad de supervivencia, también refiere el sinuoso camino recorrido y el gran esfuerzo para acercarse y encontrar el encause democrático de partidos y actores políticos comunistas, reformistas, nacionalistas, socialdemócratas congruentes y con vocación de cambio desde una perspectiva pacífica.

La mirada abarca personalidades y organizaciones, varias ya desaparecidas, pero dignas de mención porque aportaron y son fuente de inspiración a la izquierda actual frente a los desafíos de la derecha reforzada ahora por el PRI, el PRD y un sector empresarial. La lista es larga, pero allí están: el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT); el Frente Democrático Nacional (FDN); Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT); Partido Socialista Unificado de México (PSUM); el Partido Mexicano Socialista (PMS); Partido Comunista Mexicano, (PCM); el PSR, el MAP, el PPM, el MAUS, etc.

La relación de personajes igual es abundante: Rosario Ibarra de Piedra, Cuauhtémoc Cárdenas, Arnoldo Martínez Verdugo, Heberto Castillo, Manuel J. Clouthier, Luis Villoro, Demetrio Vallejo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Rafael Galván, entre otros. Ninguno de ellos fantoche y presumido de haber sido pobre y activista marxista, maoísta o trotskista; solamente asumieron y buscaron el progreso en democracia porque creyeron era necesario, correcto, justo, humano; y contrario a lo que siempre hacen y quieren imponer los que se identifican con las posiciones de la derecha política.

En el epílogo destaca importante consideración: históricamente la cuestión social y la izquierda caminaron juntas; una es la razón de la otra y su acción tiene sentido mientras vivamos en el reino de la necesidad. Y, en la parte final de esta parte asienta: el debilitamiento de lo público, como conjunto de instituciones, que trajo consigo el capitalismo desregulado (o sea, salvaje y de cuates), menguó los instrumentos de resistencia y protección de los trabajadores, haciéndolos cada vez más vulnerables a la economía criminal y a la voracidad de las empresas que no respetan los derechos básicos de los asalariados.

Lecturas como esta ayudan a encontrar fragmentos de la historicidad perdida para que no sean los discursos vacíos los que impresionen, enerven y orienten nuestra actuación.- Aviso a mis lectores: reanudaré en dos semanas. Gracias por leer mi columna.

Iguala, Gro., julio 31 del 2023.

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