La paz

Por: Alejandra Salgado Romero

“La paz no sólo es la ausencia de conflictos. Convivir en paz consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida. Es un proceso positivo, dinámico y participativo en que se debe promover el diálogo y solucionar los conflictos con un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos».

Organización de las Naciones Unidas (ONU)

Se ha determinado que la paz es un concepto que va más allá de la ausencia de guerra y hace referencia a una relación de armonía entre las personas y sociedades, libre de violencia, en cualquiera de sus manifestaciones. La paz se considera una condición necesaria para el pleno desarrollo de las sociedades, pues implica el reconocimiento de la dignidad individual de sus miembros, y la seguridad de que sus derechos son respetados. Sin duda alguna, el conflicto forma parte natural de la convivencia entre personas y grupos, pues todas las sociedades son diversas por naturaleza y en ellas se manifiestan diferentes intereses y formas de pensar. Pero debemos también tener claro que siempre existen diferentes formas de abordar la resolución de cualquier conflicto y que la violencia nunca proporciona una solución real, -en la medida en que supone vulnerar la dignidad de alguna de las partes implicadas-, por lo que es únicamente mediante el diálogo que se pueden alcanzar soluciones que respeten nuestra integridad y que generen una convivencia pacífica.

El compromiso con la paz implica la renuncia a la violencia como método para la resolución de conflictos, y la aceptación y el respeto a la diversidad. Una sociedad donde predomina la cultura de paz, se transforma en una sociedad en donde se participa y se lucha activamente por la justicia para todos y todas. Por ello, para consolidar una cultura de paz es necesaria una educación basada en el respeto a la dignidad y los derechos de todas las personas, la resolución de conflictos por vía pacífica, el diálogo constructivo, así como la solidaridad y la cooperación entre todos los individuos. Por ende, el verdadero reto es encontrar soluciones que permitan poner en práctica acciones que favorezcan los principios y valores que promueven la cultura de paz y no violencia.

Es importante reconocer y practicar los principios y valores que nos orientan a actuar con respeto a la integridad de las personas y sus derechos, a buscar siempre evitar, -a toda costa-, recurrir a solucionar las diferencias por medio de la violencia; a ser personas responsables, empáticas y solidarias que actúan con apego a la legalidad y a la justicia, practicando siempre estos principios y valores que son, -entre otros-, el sustento de una cultura de paz.

Especialistas han definido a la cultura de paz como el conjunto de ideas, valores, creencias, conocimientos y formas de ser que construyen los seres humanos al vivir juntos. Por lo tanto, una cultura de paz y no violencia tiene que ver con elegir, construir e integrar a nuestra vida aquellos valores, conocimientos y formas de ser que nos ayudan a combatir la violencia y buscar la justicia, es decir, que hacen posible la paz. Ahora bien, enfrentar los conflictos personales y de los pueblos sin violencia, es sólo una parte de la cultura de paz, pues también existen otros tipos de violencia que se manifiestan en pobreza (que es una violencia estructural) o el desarrollo desigual de mujeres y hombres (que es una violencia cultural). Entonces, algunas acciones que favorecen la cultura de paz están orientadas a la convivencia entre las personas y otras tienen que ver con la relación entre países. La cultura de paz implica reducir al máximo la violencia y aplicar un nivel elevado de justicia. La paz se genera al cubrir necesidades como la supervivencia, el bienestar, la identidad de las personas, el ejercicio de la libertad y garantizar el equilibrio ecológico. La paz existe cuando se combaten las distintas formas de violencia, se logra reducirlas y se crean condiciones para una buena calidad de vida.

En nuestro contexto, resulta imperativo entender que la paz se expresa de varias formas: es una manera de convivir basada en el respeto y el rechazo a la violencia y es también es una condición para vivir dignamente, porque implica que cada persona pueda desarrollarse y recibir aquello que necesita para ejercer sus derechos dentro de una sociedad. Desafortunadamente, predominan las injusticias, las guerras, la violencia y la violación a los derechos humanos, por lo que es necesario que en la convivencia diaria rechacemos actitudes o situaciones que atentan contra la dignidad de las personas, practicando para ello algunos principios como los siguientes: a) Ser consciente de lo que se quiere y de las razones: Preguntarse por qué es necesario actuar a favor de la protección de la vida propia y la de otras y otros; b) Ser responsable: Comprometerse realmente con lo que se hace, sobre todo si se actúa con otras personas, haciéndose cargo de las consecuencias; c) Ser congruente: Es hacer que coincida lo que decimos y lo que hacemos; d) Perseguir la justicia: La lucha no violenta es una vía para construir una paz con justicia para todas y todos, sin responder a intereses egoístas o superficiales.

Para conseguirlo, sin embargo, hace falta mucho trabajo, que incluye: conocernos a nosotros/as mismos/as, transformar cada conflicto en oportunidad, ser empáticos/as, respetar la diversidad, educar y formar con valores, no reprimir nuestros sentimientos, cuidar el planeta, reconocer nuestros errores y, sin duda, hacer un compromiso personal a favor de la paz. Es verdad, hay una gran responsabilidad de las autoridades en cuanto a garantizar la paz en una sociedad… pero es demasiado lo que cada ciudadano/a puede aportar y construir en cada entorno de su vida, y es nuestra decisión si contribuimos o no, al logro de la tan anhelada paz social.

Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alexaig1701@live.com.mx.

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