Por: Edelmiro Castro Sedano
Desde el 24 de febrero de 2022 todo el mundo azorado presenció a través de los aparatos televisores por primera vez, una guerra real, verídica, cuando las tropas de Rusia invadieron y bombardearon territorio del país de Ucrania.
Desgraciadamente en estas latitudes solamente conocemos los motivos y circunstancias que obligaron a tal desastre, pues las agencias noticiosas son tendenciosas y propalan el punto de vista de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Francia, Alemania y los demás países del llamado occidente Agrupados en la OTAN, Organización del Tratado del Atlántico del Norte, y por lo tanto desconocemos el punto de vista de Rusia y los estados aliados.
Aquí vale una observación: ¿Qué hace por aquellas latitudes Estados Unidos más allá del Océano Atlántico?
Atizando el fuego de la guerra para que su industria bélica no caiga en recesión y que sus aliados también puedan hacer negocio con la venta de armas, municiones, tanque, drones, cual más en sus propias capacidades. Reino Unido, Alemania, España, Francia, Noruega, Suecia, Rep. Checa, Austria, Italia y otros.
Pobre Ucrania, después de sacudirse la tutela del régimen soviético con la caída de la URSS, no supieron, no pudieron o no quisieron los gobiernos independizarse y romper las ataduras que los mantenían bajo la influencia de Rusia y así continuaron hasta la llegada de Bolodimir Zelensky, un actor cómico de la televisión local que triunfó en las elecciones y asumió el rol de presidente de Ucrania. No es político de carrera. Los rusos lo convirtieron en héroe.
Pobre Ucrania, sufrir los ataque de Rusia que destruyen edificios, estructura eléctrica, red de agua, red de televisión, estructura carretera y ferroviaria, la enfrentan ante un desastre, infraestructura de hospitales y redes sanitarias de primer orden.
Pobre Ucrania, que en época invernal sea atacada y destruida su red de distribución de gas doméstico que le da calefacción a la población. Pobre Ucrania que sus campos sean sembrados de minas antipersonales que matan a miles de civiles e inocentes todo por los incesantes ataques de Rusia.
Pobre Ucrania, pobre quedará por décadas por el costo del armamento que está fluyendo de los países aliados de la OTAN. Pobre quedará por los préstamos que le prodigan los países que tienen posibilidad de otorgarlos, junto con el capital y los intereses respectivos. Pobre porque todos los países que se han anotado para otorgar dinero o para enviar tanques, armas y municiones no son damas de la caridad. Son unos buitres del dinero y del rédito.
Pobre Ucrania invadida en su geografía sureste por las tropas rusas, grandes planicies productoras de granos y cereales abastecedores de muchos países europeos, que provocan la ambición y envidia de los vecinos, rusos en especial.
Pobre Ucrania, pobre y empobrecida por un conflicto armado provocado por la megalomanía del nuevo zar ruso y que según las perspectivas no se percibe la posibilidad de sacar a los invasores de sus tierras más ricas y productivas que hicieron del país el mayor productor de aceite de girasol en el mundo.
Pobre Ucrania, millones de compatriotas huyeron ante la invasión de su país. Ahora viven como parias en otros países. Y al margen de los resultados de esta guerra insensata, vivirán con la angustia, la vergüenza y el estigma de no defender su patria.
Pobre Ucrania al verse convertida en el nada deseable ejemplo de víctima de la probable Tercera Guerra Mundial. Que el Creador nos encuentre confesados a los ignorantes de las entretelas de la política mundial.