Servicios AINI


Ciudad de México, Noviembre 24.- Los fosfatos son aditivos presentes en los alimentos ultraprocesados que ya dominan tu dieta. Estos químicos representan serios riesgos para la salud, en especial para tu corazón y tus riñones.
Para proteger la función de algunos órganos importantes, es importante comprender qué son y por qué su consumo puede conllevar un desafío tan grande para el equilibrio de tu cuerpo.


¿Qué es el fosfato en los alimentos ultraprocesados y para qué se usa?
Los fosfatos inorgánicos son un grupo de aditivos químicos, como sales de sodio, potasio, magnesio y calcio, derivados del ácido fosfórico. Estos compuestos son una característica distintiva de los alimentos ultraprocesados.
Estas son las principales funciones de los fosfatos en los alimentos ultraprocesados, de acuerdo con un artículo publicado en la revista Nutrients:
Mejorar el el sabor.


Optimizar la textura del producto.


Evitan que un alimento se vuelva espeso con el paso del tiempo.
Se usa en bebidas de cola como acidulante o potenciador del sabor y color.


Aunque existen más de 50 aditivos de fosfato aprobados, la mayoría de los fosfatos inorgánicos tienen un estatus GRAS («generalmente reconocido como seguro»), lo que significa que la cantidad añadida se deja a la discreción del fabricante. Esto complica la cuantificación precisa de cuánto estás consumiendo de este mineral.

¿Cómo afecta a la salud el fosfato en los alimentos ultraprocesados?


El principal peligro de los fosfatos inorgánicos radica en que es muy fácil de absorber una vez que entra al cuerpo.


A diferencia del fósforo natural, que se absorbe lentamente, los aditivos inorgánicos se liberan y absorben de manera rápida.


Esta sobrecarga aguda de fosfato en la sangre justo después de comer desequilibra la compleja regulación hormonal que mantiene tu balance mineral.
Los efectos del exceso de fosfato en la salud son adversos, según el estudio de Nutrients y otra investigación publicada en la revista Obesities:


Estimula la liberación de la hormona paratiroidea (PTH) y del factor de crecimiento de fibroblastos-23 (FGF-23). La elevación prolongada de estas hormonas puede tener efectos negativos en tus riñones, sistema cardiovascular y huesos.


El fosfato elevado puede conducir directamente a la calcificación de vasos y tejidos blandos, lo que afecta al sistema cardiovascular.


El consumo de fósforo añadido se asoció con una disminución del colesterol HDL (el «colesterol bueno») en hombres y mujeres.


Mortalidad: Una ingesta dietética total elevada de fósforo (a partir de 1400 miligramos al día) se asoció con un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas en adultos sanos.


Toxicidad por fosfato: La acumulación de fosfato en exceso se vinculó con la formación de tumores y el crecimiento celular excesivo, contribuyendo al deterioro crónico del cuerpo.


El exceso de fosfato en la dieta se ligó con la progresión de la enfermedad renal crónica.