La cultura sigue siendo un motor económico: crecieron sus actividades, generó 1.4 millones de empleos y mostró tendencias que están reconfigurando el panorama creativo del país
Por: Carolina de la Torre
Iguala, Guerrero, Noviembre 22.- En México, la cultura siempre ha sido un territorio que respira a su propio ritmo. Avanza, resiste, se transforma. Y aunque a veces parezca que queda al margen del debate económico, los números cuentan otra historia: una donde la creatividad sostiene más de lo que imaginamos. La actualización 2024 de la Cuenta Satélite de la Cultura, publicada por el INEGI, deja claro que este sector no es un adorno simbólico, sino un engranaje completo que empuja a la economía, incluso cuando el país se mueve con cierta cautela.
Un sector que sostiene números sólidos
Durante 2024, el sector cultural aportó 2.8% del Producto Interno Bruto, con un valor de 865 mil 682 millones de pesos. Es una cifra que confirma su peso: no es solo lo que vemos en museos o conciertos, sino todo lo que se produce, gestiona y circula desde lo público, lo privado y los propios hogares. A precios constantes, el área creció 1.2% respecto al año anterior, apenas por debajo del avance general de la economía nacional. Es un crecimiento moderado, sí, pero sostenido. Y sobre todo, relevante en un país donde la cultura suele navegar entre presupuestos restringidos y una demanda social diversa.
Qué actividades sostienen el PIB cultural
Cuando se revisa la composición de esta aportación, aparecen las actividades que más moldean el presente cultural del país. Las artesanías, con su tradición histórica y su peso en la economía local, se mantienen como la mayor contribución al PIB del sector con 18.4%. Le siguen los contenidos digitales e internet, que representan 18.1% y confirman la expansión de los consumos culturales en línea; después vienen los medios audiovisuales —televisión, cine, plataformas— con 17.2%; y el diseño junto con los servicios creativos, que representan 14.5%. En conjunto, estas áreas dibujan un país que sigue produciendo cultura desde lo material, lo visual y lo digital.
Tendencias: experiencias en vivo al alza
Pero el 2024 también deja ver tendencias claras. La más fuerte: el impulso de la música en vivo. Las actividades musicales, especialmente los conciertos, fueron el segmento cultural con mayor crecimiento, con un aumento de 14.9%. El furor por los espectáculos en vivo no solo llenó estadios, también movió empleo, cadenas técnicas, producción local y consumo periférico. En contraste, el sector de artesanías fue el más afectado con una caída de 3.8%, seguido por los medios audiovisuales con un retroceso de 3.6%. La brecha entre estos comportamientos habla del cambio en hábitos culturales: un público que invierte más en experiencias inmediatas, mientras los productos artesanales enfrentan retos que van desde la competencia industrial hasta la falta de canales de distribución sólidos.
El empleo cultural: ligero retroceso, gran impacto
En términos laborales, el sector generó 1 millón 430 mil 528 puestos de trabajo —3.5% del total en México—, aunque con un ligero retroceso frente a 2023. Se perdieron 2 mil 852 empleos, un ajuste pequeño pero que refleja tensiones internas entre crecimiento económico y estabilidad laboral.
El mapa de la cultura en México
El mapa también muestra una distribución desigual. Las entidades con mayor aporte al PIB cultural fueron la Ciudad de México, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Puebla, Tlaxcala, Morelos, Yucatán y Quintana Roo. Todas con una contribución que oscila entre 2.9% y 6.9%. Estados donde las artes, las festividades, la producción artesanal, el turismo cultural o la infraestructura creativa sostienen economías locales. En contraste, 23 estados quedaron por debajo de la media nacional, con aportaciones entre 0.6% y 2.7%. La cultura sigue siendo un motor potente, pero no necesariamente equilibrado.
Un sector que se mueve y no cede
En suma, los datos del INEGI muestran un sector vivo, aunque no homogéneo. México está apostando cada vez más por experiencias culturales de gran escala, mientras otras áreas tradicionales enfrentan desgaste. Aun así, la cultura sigue siendo una fuerza que no se disuelve. Se mueve, se adapta y mantiene su lugar en la conversación económica del país. Una señal más de que la creatividad no es un lujo: es infraestructura social. Y también, futuro. Fuente: Pijamasurf.
