Por: Servicios AINI


Ciudad de México, Noviembre 19.- Adolfo Hitler padecía un trastorno genético oculto que habría dificultado el desarrollo de sus órganos sexuales, según un nuevo análisis de ADN dado a conocer por científicos británicos. El dictador nazi presentaba el síndrome de Kallmann, una enfermedad que entorpece la progresión normal de la pubertad y que probablemente le habría impedido formar relaciones sexuales plenas.

Los hallazgos se presentarán en el documental Hitler’s DNA: Blueprint of a Dictator del canal británico Channel 4, que también refuta el mito de que Hitler tuviera ascendencia judía y aporta indicios de que el líder nazi poseía uno o más trastornos neurodivergentes o de salud mental.


Los científicos lograron construir el perfil genético de Hitler a partir de una muestra de tela manchada de sangre que un coronel del ejército estadunidense cortó del sofá donde el dictador se quitó la vida en 1945. La autenticidad de la muestra fue verificada al compararla con un hisopado de ADN de un familiar masculino de Hitler, lo que arrojó una coincidencia perfecta en el cromosoma Y. Además, la secuenciación detectó una mutación en el gen PROK2 de Hitler, asociada fuertemente con el síndrome de Kallmann.


Historias de la Primera Guerra Mundial sugieren que Hitler fue ridiculizado por el tamaño de sus genitales, y de hecho el síndrome de Kallmann conlleva alrededor de un 10% de probabilidad de provocar micropene. Por otra parte, un informe médico de 1923, correspondiente a su reclusión tras el fallido golpe de Estado de Múnich, reveló que Hitler tenía un testículo no descendido, lo que le dio credibilidad a una célebre canción burlona de la época que insinuaba que el Führer solo tenía un testículo.


La profesora Turi King —conocida por identificar los restos del rey Ricardo III— confesó que inicialmente tenía reservas sobre este proyecto, pero quería asegurarse de que se llevara a cabo de forma rigurosa.


“Dudé mucho sobre si unirme a este proyecto. Pero se llevará a cabo en algún momento, y queríamos asegurarnos de que se ejecutara de forma extremadamente mesurada y rigurosa. Además, no hacerlo lo pone en una especie de pedestal”, dijo King. Luego agregó: “Si hubiera mirado sus propios resultados genéticos, casi seguro que se habría enviado a sí mismo a las cámaras de gas”.

Hitler nunca tuvo hijos y solo contrajo matrimonio en abril de 1945, un día antes de su muerte, cuando se casó con Braun en un búnker de Berlín. Este contexto refuerza la teoría de Alex J. Kay, historiador de la Universidad de Potsdam, quien señaló que estos descubrimientos podrían explicar la “muy inusual y casi completa devoción” de Hitler a la política, en detrimento de su vida privada.

Según Kay, otros jerarcas nazis tenían esposas, hijos e incluso amantes, mientras que “Hitler es la única persona de toda la cúpula nazi que no tenía nada de eso. Por lo tanto, creo que el movimiento nazi solo podría haber llegado al poder bajo el liderazgo de Hitler”.

El análisis de ADN también desmintió antiguos rumores de que Hitler tuviera ascendencia judía, desechando la teoría de que descendía ilegítimamente de un abuelo judío. Los marcadores genéticos confirmaron que su linaje era principalmente germano-austriaco, sin indicios de origen semita, lo que desmonta un mito propagado incluso por figuras políticas en tiempos recientes. Tampoco se descarta que el dictador presentara alguna condición neurodivergente o trastorno psiquiátrico.

Su mapa genético lo situó en el percentil más alto de riesgo para desarrollar autismo, esquizofrenia y trastorno bipolar, aunque se desconoce si llegó a manifestar clínicamente alguno de estos cuadros.

El doctor Alex Tsompanidis, investigador de la Universidad de Cambridge, aclaró que la biología de Hitler “no ayudó” pero advirtió que tampoco permite un diagnóstico concluyente a esta distancia. “No podemos saber, no podemos diagnosticar”, enfatizó, señalando que es probable que su proceso cognitivo se haya visto afectado, “pero cuando digo eso me refiero tanto a su comportamiento como a la genética”.

Los investigadores enfatizaron que sus hallazgos no deben usarse para estigmatizar a quienes padecen estas afecciones. “El comportamiento nunca es 100% genético”, recordó el psicólogo Simon Baron-Cohen a The Independent, agregando que asociar la crueldad extrema de Hitler con personas que tienen esos diagnósticos conlleva “el riesgo de estigmatizarlas, especialmente cuando la gran mayoría de ellas no son ni violentas ni crueles”.