Algunas Minucias del Lenguaje
Por: José Rodríguez Salgado
En recuerdo del aniversario luctuoso de doña Consuelo Salgado Bustamante, mi madre.
En seguimiento al artículo sobre la maestra Rosario María Gutiérrez Eskildsen, por muchos años Jefa de Clases de la Cátedra de Español en el entonces Distrito Federal y responsable de la clase de Español en la Escuela Normal Superior de México, insistía ante sus discípulos que conociéramos el origen de los vocablos de nuestra lengua, como es el caso del tema que abordo en esta entrega.
Decía que los apellidos nacieron de la necesidad de poner un nombre especial a los reyes, guerreros, hombres ricos y caballeros que fueran a la guerra con sus vasallos, así aparecen González, Díaz, Ruiz, Florez, etc. Muchos patronímicos surgieron del lugar de nacimiento de las personas: Vivar, Berceo, Sevilla, España, Laredo, Zaragoza, Sahagún, etc.
Hay apellidos caprichosos tomados de la flora: Naranjo, Manzano, Limón, Lima, Piña, Flor, Rosa, Álamo, Cerecedo, Avellaneda, Olmedo, etc. La fauna fue pródiga en la formación de los apellidos: Águila, Becerra, Vaca, Toro, Lobo, León, Conejo, etc. De los nombres de oficios nacieron varios apellidos: Carpintero, Herrero, Minero, Carbonero, Zapatero, Sastre, Botero, Remero.
Los toponímicos: Montaña, Montañez, Sierra, Laguna, Lagos, Castillo, Corral, Casas, se derivan porque vivían cerca de esos lugares; también se agregaban preposiciones y artículos: del Río, de la Vega, de la Fuente, etc. Después las familias desearon tener un apellido que sirviera como un sello para los hijos, pero que al mismo tiempo tuvieran una razón de ser y fue cuando agregaron al nombre del padre las terminaciones –az (Díaz, hijo de Diego) –ez (Téllez, hijo de Tello), –iz (Ruiz, hijo de Ruy, diminutivo de Rodrigo), –oz (Muñoz, hijo de Muño) etc.
La terminación “ez” ha dado la mayor parte de los apellidos: Álvarez, Blázquez, Velásquez, Vásquez, Gómez, Juárez, Sánchez, Diéguez, Yáñez, Godínez, Ramírez, etc. En muchos pueblos del mundo se ha procedido del mismo modo; entre los ingleses se ha pospuesto la palabra “son” (hijo) al nombre del padre: Peterson (hijo de Peter, Pedro), Johnson (hijo de Juan), Alexanderson (hijo de Alejandro) etc. Entre los normandos se pospone la palabra “sen” (hijo) al nombre del padre y así resulta Pettersen, Andersen, Jerpersen, Eskildsen, etc.
Presento otras minucias de nuestra lengua. La gramática es una espléndida disciplina mental que nos enseña a ordenar nuestras ideas, a jerarquizarlas, a relacionarlas. Más que las reglas y las recetas de redacción es el ejercicio de la inteligencia que está presente y que más ayuda a la expresión. Tal como sucede con las nociones de música y artes plásticas que nos enseñan a apreciar la belleza y contribuyen a formar seres más humanos, más sensibles, más generosos. La gramática normativa observa, analiza y deduce reglas de conformidad al uso de que con la lengua se hacen los buenos escritores. Lástima que los estudiantes de ahora ya no aprenden gramática.
El castellano registra como fecha de nacimiento de nuestra lengua el año 978, cuando los monjes del Monasterio de San Millán de la Cogolla, anotaron en los márgenes de algunas vidas de santos y sermones agustinos, las “traducciones” de ciertas voces y giros latinos a la lengua vulgar que no era otra cosa que el dialecto navarro-aragonés, lo cierto es que el castellano nacido como dialecto histórico del latín en las montañas Cantábricas del norte de Burgos, en el condado de Fernán González, lo absorbió a partir del siglo XI, igual que al leonés y respetó sólo al Catalán y al Gallego.
Andando el tiempo con la alianza de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, el castellano dejará en forma definitiva de ser lengua regional y pasará a constituirse en lengua verdaderamente nacional. Será a partir de entonces cuando con toda justicia se adopte el término de Lengua Española.
Noviembre 6 de 2025
