Israel Salgado Urióstegui
Iguala, Gro., Octubre 25
(Primera Parte)

El Cementerio Municipal es el tercer camposanto que ha existido en Iguala, además de ser el lugar de reposo final de grandes personajes de la ciudad. El segundo cementerio se ubicó en la manzana que actualmente ocupa la Alameda, abarcando hasta la Escuela Primaria «Revolución Mexicana» y la gasolinera.


El primer cementerio, por su parte, estuvo situado en la manzana donde hoy se encuentra la Escuela Primaria «Nicolás Bravo». Actualmente, la ciudad cuenta con diversos panteones, incluidos algunos privados, además de las ampliaciones del panteón municipal.


En entrevista exclusiva para Diario 21, Rodolfo Silva Portillo, director de Panteones y el historiador Julio César López Uriza, señalaron que, anteriormente, los muertos eran sepultados en el atrio parroquial. La gente que aportaba más a la Iglesia recibía su espacio ahí y aún se conservan los nombres de algunas personas que eran económicamente pudientes.


Antes de la conquista, los muertos se sepultaban en los patios de las casas, siguiendo una costumbre prehispánica. El actual Panteón Municipal fue inaugurado en 1913.


López Uriza detalló que el primer cementerio, el de la primaria «Nicolás Bravo», estaba a solo una cuadra del centro de la ciudad, en un tiempo en que Iguala no crecía al ritmo actual. Abarcaba las calles Cuauhtémoc, Madero, Guillermo Prieto y Reforma, toda esa manzana. Muchas personas que construyeron viviendas allí han reportado haber encontrado osamentas humanas.


En el Cementerio Municipal (el antiguo) se encuentran enterrados o sepultados franceses, italianos, coroneles, exgobernadores, exalcaldes, gente de abolengo, personajes altruistas, maestros, doctores y gente humilde. Unos reposan en sencillas tumbas de tierra y otros en verdaderos «Palacios» (mausoleos).


Diario 21 realizó un recorrido por el cementerio municipal. La construcción original de este camposanto ya no existe; la fachada y la sala de espera actuales fueron edificadas durante el tiempo del exgobernador Darío Arrieta, quien también se encuentra depositado en el panteón municipal.


Como ejemplo de las historias que alberga el lugar, se menciona el caso de Luigi de Martini Laroux, un italiano que murió en 1911. Fue sepultado inicialmente en el panteón de la Alameda y un año después, fue exhumado e inhumado en el actual panteón antiguo. Muchas historias como esta se continuarán contando en las siguientes entregas de este trabajo periodístico.