-Segunda parte-
Por: Álvaro Venegas Sánchez
Las revelaciones y la conclusión a que llegó Labastida Ochoa no dan para equivocarse. El PRI, su partido, perdió la presidencia de la República en el 2000 porque la derrota fue pactada. Zedillo, que no era priista, por convicción u obligación cumplió el compromiso que hizo con Estados Unidos obteniendo 40 mil millones de dólares de crédito para que pudiera sortear “el error de diciembre”.
En el recuento de situaciones que dañaron la campaña e hicieron reflexionar al candidato Labastida, refiere también que el presidente Zedillo no quiso que presumiera logros alcanzados durante su gobierno: crecimiento arriba del 6 % gracias al TLC y la macro devaluación pues el peso valía 3.39 pesos y pasó a casi 9. Claro, en contraparte, lo que recordamos de aquel sexenio es el FOBAPROA, la masacre de Acteal en Chiapas, el inicio de Cuentas Individuales y Afores para trabajadores del Apartado A, remoción de todos los ministros de la SCJN para colocar otros a modo y el PEMEXGATE,
El Pemexgate, escándalo político ocurrido en 2001 al evidenciarse el desvío multimillonario de recursos del sindicato de trabajadores de PEMEX. Rogelio Montemayor Seguy, quien fuera director de la paraestatal, hizo la transferencia de dos cheques por un total de 1100 millones de pesos al sindicato petrolero. Tuvieron como destino, se dijo, financiar la campaña del candidato del PRI quien finalmente perdió. En 2011, dieron carpetazo a la denuncia y declararon prescrito el delito de peculado electoral en beneficio de Carlos Romero Deschamp.
Referenciando la duda sistemática que convirtió en método para resolver la incertidumbre ante una decisión importante ¿pudo haber sido Labastida mejor presidente que Vicente Fox? Sí, por supuesto en la ruta neoliberal que traía el PRI desde los gobiernos de Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari y del propio Ernesto Zedillo. Tenía experiencia de sobra y formación académica. En cambio, Fox, aunque fue gobernador de Guanajuato era más reconocido como empresario y gerente de la Coca Cola. Además, tuvo que titularse de última hora para cubrir el requisito de grado de Licenciatura. Sin embargo, entusiasmó a mucha gente con su lenguaje y estilo ranchero prometiendo “acabar con tepocatas y víboras prietas y sacar al PRI de Los Pinos”.
Viví esa etapa siendo miembro del comité ejecutivo nacional del SNTE y en esa instancia, escuché y vi expresiones de simpatía por la “opción azul” de parte del magisterio priista. El PAN y su candidato, sin duda, tomaron el discurso “del cambio” cuyo proyecto real representaba el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, abanderado del PRD por tercera ocasión.
Este libro, repito, es interesante por venir de un personaje de convicción priista que tuvo todo, menos la dicha de ser presidente de la República. No se trata de un crítico despechado porque “la revolución no le hizo justicia”. Sintiendo poseer autoridad, en la página 276, afirma: México en los últimos 50 años, ha tenido buenos gobiernos, regulares, malos y pésimos”. En esta última categoría de pésimos, “los peores han sido cuatro: Luis Echeverría, José López Portillo, Enrique peña Nieto y el más desastroso: Andrés Manuel López Obrador. Por algo será que para él Díaz Ordaz, Miguel de la Madrid, Carlos salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Calderón los valora buenos y regulares. En tanto, es comprensible, por su visión neoliberal, piensa que AMLO ha sido el peor.
Cuestiona que la educación esté viviendo gran retroceso y que López Obrador haya decidido que México dejara de participar en las pruebas PISA de la OCDE porque “esos parámetros se crearon en la época del neoliberalismo y como corolario, entregaron el control del sistema educativo a los sindicatos y además al peor: la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)”.
En las últimas páginas, fuera ya de la narrativa autobiográfica, Labastida Ocho cae en desaciertos y recomendaciones. Ante la victoria de Sheinbaum en las elecciones de junio de 2024 advierte: tendrá que atender con urgencia la enorme problemática por una posible crisis económica y que, si no se aparta de la ruta marcada por López Obrador “las consecuencias serán fatales”.
O sea, termina proyectándose como cualquier otro miembro de la oposición política; de esos que creen que antes todo era mejor y no han entendido que el PRI y el PAN propiciaron el hartazgo y que, a partir del 2018, el pueblo de México experimenta otra realidad.
Iguala, Gro., octubre 20 de 2025