“La financiación es el único reto que une el desastre, el clima, el desarrollo y los ámbitos humanitarios. La única ventaja de la reducción del riesgo de desastres es que puede, a la vez, fortalecer todos los otros ámbitos, por el énfasis en reducir las vulnerabilidades y construir resiliencia”


Oficina de las Naciones Unidas para Reducción de Riesgo de Desastres (UNDRR)

Las recientes inundaciones en algunos Estados de nuestro país, son ejemplo de que lo aportado por las Naciones Unidas, en cuanto a que “Los países se enfrentan a más desastres que baten récords. Esto se debe a un aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y a decisiones de desarrollo que no tienen en cuenta los riesgos, lo que aumenta la exposición y la vulnerabilidad de las personas y los activos económicos a una serie de amenazas”. Sin duda, los desastres son una creciente amenaza para la prosperidad económica y el desarrollo sostenible, con costes insostenibles que se subestiman, pero que empujan a los países en espirales de deuda creciente, menores salarios, mayor asegurabilidad y crisis entre 1970 y 2019, los desastres climáticos, meteorológicos e hidrológicos extremos han ocasionado más de dos millones de muertes y pérdidas económicas globales estimadas en cerca de 3.64 billones de dólares.

En los últimos 50 años estos fenómenos se han multiplicado por cinco, sobre todo por los efectos del cambio climático, urbanización no planificada, deforestación, degradación ambiental y vulnerabilidades sociales. umanitarias que se repiten. El 13 de octubre se celebra el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, con el objetivo de minimizar los riesgos derivados de los desastres naturales y generar una cultura mundial sobre prevención y preparación ante fenómenos naturales. En el entendido de que ha quedado sustentado que cada vez serán más frecuentes los desastres causados por fenómenos de la naturaleza, las ciudades, los pueblos y las personas debemos estar preparadas para minimizar las consecuencias de cara a preservar la vida humana y los bienes. Está vinculado con el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, que establece metas globales para reducir muertes, pérdidas económicas, daños a infraestructura, entre otros.

Para reducir los costos de los desastres, los países deben aumentar la financiación para el riesgo de desastres y asegurar que todas las inversiones en desarrollo están informadas en el riesgo. El lema del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres (DIRRD) de 2025, que se conmemora el 13 de octubre, es “Financiar la resiliencia, no los desastres”. Este lema subraya la urgente necesidad de hacer frente a los crecientes costos de los desastres, pasando de una respuesta reactiva a inversiones proactivas en la reducción del riesgo de desastres. En concreto, basándose en los resultados del Foro Político de Oslo, el DIRRD de 2025 hace hincapié en dos llamamientos clave a la acción: 1. Aumentar la financiación para la reducción del riesgo de desastres, dentro de los presupuestos públicos y la ayuda internacional, 2. Garantizar que todas las inversiones públicas en desarrollo y del sector privado se basen en el riesgo y sean resilientes.

Este organismo internacional hace énfasis en que responder a estos dos llamamientos puede transformar el panorama del riesgo de desastres, acelerando la implementación del Marco de Sendai en los próximos 5 años y reduciendo el costo humano y económico de los desastres. Cabe destacar que este tema se alinea con las principales iniciativas mundiales en 2025, entre ellas: a) La Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres (RRD), que subrayó la importancia de la financiación para la resiliencia; b) Los resultados de la IV Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, en la que se pidió una mayor inversión en la reducción del riesgo de desastres; c) El Grupo de Trabajo del G20 sobre Reducción del Riesgo de Desastres, que bajo la Presidencia sudafricana está dando prioridad a la financiación de la RRD.

El Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres representa una significativa fecha para reflexionar sobre lo que podemos hacer, a manera de prevención, para que esos eventos tengan menor impacto. En Guerrero, los ejemplos recientes a través de lo sucedido por fenómenos naturales como Otis o John muestran lo devastador que puede ser un desastre cuando hay alta vulnerabilidad social, infraestructura poco preparada, degradación ambiental, deficiencia en alertas tempranas, y/o carencias en recuperación rápida. Reducir riesgos significa salvar vidas, preservar medios de vida, proteger patrimonio e infraestructura, y evitar que los desastres profundicen desigualdades. Invertir en prevención, resiliencia y adaptación no es una opción, sino una necesidad, más aún en zonas como nuestro Estado, en el que históricamente han tenido lugar fenómenos extremos.


Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alejandra.salgado.esdafzk@gmail.com.