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Ciudad de México, Octubre 7.- La relación entre el cáncer de mama y los contaminantes ambientales ha sido motivo de investigación durante décadas.
Ahora, un estudio advierte sobre una amenaza cotidiana: casi 200 químicos vinculados al cáncer de mama están presentes en envases y materiales en contacto con los alimentos.
La investigación muestra que estas sustancias logran migrar hacia lo que comemos, exponiendo a la población de manera constante.
¿Qué reveló el estudio?
El equipo internacional analizó artículos de contacto con alimentos de distintos mercados y encontró que 76 de los químicos identificados son carcinógenos mamarios conocidos o potenciales.
Los resultados son preocupantes porque la exposición no ocurre de forma aislada, sino que es crónica y acumulativa. Según los autores, la población está expuesta a una mezcla de sustancias peligrosas de manera constante, lo que incrementa el riesgo a largo plazo.
“El hallazgo es claro: materiales diseñados para almacenar o transportar alimentos contienen sustancias con capacidad de alterar hormonas y favorecer procesos asociados al cáncer de mama”, señala el artículo publicado en Frontiers in Toxicology.
Tipos de sustancias detectadas y cómo afectan la salud
De acuerdo con los investigadores, estas sustancias pueden alterar hormonas, dañar el ADN y favorecer la inflamación crónica, tres factores clave en el desarrollo del cáncer de mama.
Los científicos identificaron varios compuestos frecuentes en el envasado de alimentos:
Bisfenoles: presentes en plásticos y recubrimientos, con efectos disruptores endocrinos.
Ftalatos: plastificantes que interfieren con el sistema hormonal.
PFAS (también llamados “sustancias eternas”): altamente persistentes en el ambiente y en el organismo, vinculados a distintos tipos de cáncer.
Tintes y solventes aromáticos: usados en etiquetas y empaques impresos.
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Dónde se encuentran estos químicos
El riesgo no proviene únicamente de los plásticos. El estudio también halló contaminantes en:
Recubrimientos de papel y cartón.
Adhesivos utilizados en empaques.
Tintas de impresión de envolturas y etiquetas.
Esto significa que productos de uso cotidiano, como vasos desechables, envases de lácteos, cajas de comida rápida o empaques de carne, pueden liberar sustancias químicas hacia los alimentos.
El riesgo aumenta bajo condiciones de calor: recalentar comida en recipientes plásticos o exponer envases al sol potencia la migración de químicos
Qué riesgos implican para la salud humana
Aunque la cantidad de cada sustancia por sí sola puede parecer baja, el problema está en la exposición acumulativa. Al estar en contacto frecuente con decenas de químicos, el organismo no logra eliminarlos por completo, lo que incrementa el riesgo de enfermedades.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que los disruptores endocrinos presentes en el ambiente están asociados con cáncer, infertilidad y problemas neurológicos. En el caso del cáncer de mama, la exposición prolongada a químicos con actividad hormonal aumenta significativamente las probabilidades de desarrollar la enfermedad.
Regulaciones y vacíos legales
El estudio subraya que muchos de los químicos detectados ya están catalogados como peligrosos por agencias internacionales. Sin embargo, siguen utilizándose en empaques y materiales de contacto con alimentos debido a vacíos regulatorios o falta de normas estrictas en varios países.
Los autores hacen un llamado urgente a reforzar las regulaciones globales y a revisar los estándares de seguridad en la industria de los empaques, con el fin de proteger la salud pública a largo plazo.
Cómo reducir la exposición en la vida diaria
Aunque la solución definitiva depende de cambios en la industria y regulaciones más firmes, los consumidores pueden adoptar medidas prácticas para disminuir su riesgo:
Recomendaciones para el hogar
Prefiere envases de vidrio, acero inoxidable o cerámica en lugar de plásticos.
No recalientes alimentos en recipientes plásticos dentro del microondas.
Evita reutilizar envases desechables para almacenar comida.
Reduce el consumo de alimentos ultraprocesados, cuyos empaques suelen contener múltiples capas y recubrimientos.
Busca productos certificados como libres de BPA y ftalatos.
Precauciones adicionales
Retira la grasa visible de las carnes, donde pueden acumularse contaminantes.
Evita consumir alimentos quemados o carbonizados.
Si usas sistemas de irrigación nasal, asegúrate de emplear agua hervida o filtrada para reducir la exposición a contaminantes ambientales.
La exposición cotidiana a químicos presentes en envases y empaques de alimentos representa un riesgo para la salud, especialmente en el desarrollo de cáncer de mama.
El llamado de los expertos es doble. Por un lado, los consumidores pueden adoptar medidas preventivas en su vida diaria para reducir la exposición. Por otro, las autoridades y la industria tienen la responsabilidad de revisar regulaciones y garantizar que los productos de uso común sean seguros.
Lo que está en juego no es únicamente la calidad de los alimentos que consumimos, sino la seguridad de nuestra salud a largo plazo.