Israel Salgado Urióstegui
Iguala, Guerrero, Octubre 6.- La Unión de Usuarios de la Autopista Iguala–Amacuzac, que preside Jesús María Flores Botello, cumplió el pasado 30 de septiembre 30 años de lucha por la vía libre en dicha carretera, en beneficio de automovilistas, transportistas y comerciantes de diversos municipios de la región que deben circular por este tramo carretero.
Jesús María Flores Botello indicó que la lucha inició el 5 de febrero de 1994, cuando él era presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) en Buenavista de Cuéllar, delegación que dependía de la Canaco de Iguala, con un padrón de 115 socios.
Productores de lácteos, ganaderos, jitomateros, comerciantes en general y profesionistas de la salud tenían la necesidad de viajar con frecuencia y utilizar esta carretera más de una vez al día, lo que implicaba pagar constantemente el peaje.
Flores Botello recordó que en aquel tiempo se desempeñaba como gerente de Relaciones Industriales de Refrescos de Iguala.
Narró que el proceso fue largo y requirió acercamientos con funcionarios federales, como el director de Caminos y Puentes Federales (Capufe). El jefe de plaza de la caseta de cobro le informó que habría una reunión con el presidente municipal de Cuernavaca en la Ciudad de México, por lo que le pidió asistir para intentar resolver la problemática y atender la petición de la vía libre.
Flores Botello solicitó a un amigo abogado que lo acompañara a dicha reunión y llevaron consigo un expediente con denuncias presentadas ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), por prácticas monopólicas y violaciones a las garantías individuales de los usuarios.
Señaló que cuando iniciaron eran alrededor de 150 socios, y actualmente son más de 2 mil los beneficiados con la vía libre. Recordó también que, durante una reunión en las oficinas centrales, tuvo una discusión con Francisco Javier Alejo, quien no valoraba el esfuerzo realizado como parte de la lucha.
Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, Flores Botello relató que al término de la reunión, el director general se le acercó para abrazarlo, pedirle que no se molestara y comentarle que ya había dado indicaciones para que se le atendiera.
Con Sergio Aguedo Uribe Sámano como testigo, le ofrecieron que comprara el vehículo que quisiera y que presentara la factura para que ellos lo pagaran, a cambio de que abandonara la lucha. Sin embargo, Flores Botello reaccionó con firmeza, defendiendo sus convicciones y dejando claro que no se prestaría a ningún soborno.
“Me advirtieron que quizá tenía razón, pero que de aquí a que me resolvieran pasarían cien años”, relató. “Yo les respondí, con la misma firmeza, que continuaría la lucha como lo he hecho hasta ahora, durante 30 años”, concluyó.